sábado, 1 de septiembre de 2012

15-M: Crónica de la revolución en España

En mayo de 2011, como parte de las Revoluciones de 2011, surgió en España una corriente nueva de protesta que no recurría a la derecha ni a la izquierda, que se amoldaba a las necesidades y demandas de la sociedad del siglo XXI.
Este modelo sería exportado más tarde al resto del mundo, surgiendo, a su vez, nuevas protestas en muchos países de todos los continentes. Estos movimientos, aunque no consiguieron ningún resultado en la práctica, revolucionaron la política interna de muchas naciones y sentaron una base para las revoluciones del futuro.
Antecedentes
España se veía sumida en una de las peores crisis económicas de su historia. Una mala política económica del PP entre 1996 y 2004, que fundó una economía que crecía de forma pasmosa pero sin una base real, y la desastrosa gestión del gobierno del PSOE entre 2007 y 2011, sumió al país en un endeudamiento masivo, cifras millonarias de paro y una pobreza siempre creciente. La respuesta inicial de la población fue mínima, sorprendentemente pasiva. La primera protesta que hubo fue en septiembre de 2010 y de parte de unos sindicatos acomodados y domesticados por el gobierno socialista.
Esto cambió ese mismo año, cuando la plataforma digital Democracia Real Ya! fue fundada por varios colectivos de parados, desahuciados y jóvenes. En marzo de 2011, finalmente revelaba sus objetivos y convocaba manifestaciones en toda España para el 15 de mayo del mismo año. El mensaje básico era que en España no hay una democracia efectiva, pues las decisiones de los gobernantes electos están total o parcialmente causadas por poderes fácticos económicos, y que esto sólo favorece a los partidos principales, que se aseguran de alentar esta situación.
Del 15-M al 19-J: La #SpanishRevolution
El 15 de mayo de 2011, hubo manifestaciones de la plataforma Democracia Real Ya! por toda España. Estas concentraciones fueron bastante modestas, reuniendo a unos 150.000 personas por todo el país, destacando unos 25.000 en Madrid. Unos cuantos medios se hicieron eco de la noticia, pero le dieron poca importancia. La plataforma tomó las cifras como exitosas y anunció que habría más movilizaciones más adelante.
Pero el destino tenía otros planes. Aquella misma noche, unos cuantos manifestantes, 200 más o menos, acamparon en la Puerta del Sol, Madrid, "Como en la Plaza Tahrir, en Egipto". Ya en la madrugada del día 16 de mayo, fueron desalojados con violencia, habiendo varios heridos y detenidos. Al día siguiente, se volvió a acampar, en protesta por los detenidos y de forma indefinida.
Siguiendo el ejemplo de los acampados en Madrid, hubo también acampadas en Barcelona, Málaga, Granada, Sevilla, Bilbao y Zaragoza, con la intención de no marcharse de allí. Esto fue la chispa que desató los acontecimientos. Entre los días 16  y 17, grandes cantidades de manifestantes, que acudieron convocados por Twitter y Facebook, y de forma independiente a la plataforma Democracia Real Ya!, colmaron las plazas de todas las ciudades españolas. 
Fue entonces cuando atrajeron la atención de los medios nacionales e internacionales, y aparecieron los términos que les identificaron: "Indignados", por el libro de Stepháne Hessel, "¡Indignáos!", la #SpanishRevolution, nombre de las protestas en las redes sociales, y, el nombre con los que se les conocería más en adelante, el Movimiento 15-M, al estilo de los movimientos de la Primavera Árabe, que se nombraban por el primer día en que empezaron las protestas. 
Pero entonces, muchos se preguntaron, ¿Y por qué protestan? ¿Cuál es su ideología? Al fin y al cabo, la plataforma DRY hablaba de una democracia real y participativa, de bipartidismo, y de dictadura financiera. ¿Y el 15-M? Resultó que en las acampadas había gente de todo tipo, así que se realizaron asambleas para concretar unos puntos básicos de peticiones de los indignados.
Para el día 18, verdaderas multitudes se agolpaban en las plazas españolas, y en lugares de todo el mundo en señal de apoyo a los compañeros del 15-M. Entonces la reacción empezó a moverse. En seguida, el gobierno prohibió las acampadas alegando razones de orden público y de higiene. Además, algunas cadenas de televisión, (especialmente Intereconomía) empezaron a criticar al movimiento denostándolo y manipulando información (por no decir mintiendo), tachando a los indignados de terroristas, perroflautas, sucios, borrachos, violentos, comunistas, anarquistas, etc. Pero los manifestantes resistieron, y los medios internacionales dieron una imagen muy distinta. La CNN, la BBC... Todos daban una imagen de revolución; comparaban la acampada a las protestas en Egipto de unos meses atrás, y hablaban de las convocatorias masivas por las redes sociales. En seguida, las acampadas empezaron a estar vigiladas constantemente por la Policía, que amenazaba constantemente con un desalojo masivo.
Al fin, el día 18, se concretaban los tres primeros puntos de los manifestantes. Pedían la reforma de la Ley Electoral, para que todos los votos valieran lo mismo, la división real de poderes del Estado, la reforma del Senado, que consideraban inútil, y la desaparición de los privilegios de los políticos en general. 
En los siguientes días, las manifestaciones fueron consideradas legales, pero se prohibía manifestarse el sábado 21 y el domingo 22 por haberse convocado elecciones. Los indignados hicieron caso omiso y se siguieron manifestando, realizando actos simbólicos como el cambio de nombre de algunas plazas. El viernes 20, finalmente, se elaboró la lista completa de peticiones. Era ésta:
1. Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con circunscripción única. La obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos.
2. Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución como son:
- Derecho a una vivienda digna, articulando una reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda.
- Sanidad pública, gratuita y universal.
- Libre circulación de personas y refuerzo de una educación pública y laica.
3. Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas como son la Ley del Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior, la Ley de Extranjería y la conocida como Ley Sinde.
4. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, una reforma de los impuestos de patrimonio y sucesiones. Implantación de la Tasa Tobin, la cual grava las transferencias financieras internacionales y supresión de los paraísos fiscales.
5. Reforma de las condiciones laborales de la clase política para que se abolan sus sueldos vitalicios. Que los programas y las propuestas políticas tengan carácter vinculante.
6. Rechazo y condena de la corrupción. Que sea obligatorio por la Ley Electoral presentar unas listas limpias y libres de imputados o condenados por corrupción.
7. Medidas plurales con respecto a la banca y los mercados financieros en cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que determina que “toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Reducción del poder del FMI y del BCE. Nacionalización inmediata de todas aquellas entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado. Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones financieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.
8. Desvinculación verdadera entre la Iglesia y el Estado, como establece el artículo 16 de la Constitución.
9. Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte activa. Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces.
10. Verdadera regularización de las condiciones laborales y que se vigile su cumplimiento por parte de los poderes del Estado.
11. Cierre de todas las centrales nucleares y la promoción de energías renovables y gratuitas.
12. Recuperación de las empresas públicas privatizadas.
13. Efectiva separación de poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
14. Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Como movimiento pacifista creemos en el “No a la guerra”.
15. Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores de la lucha por la Democracia en nuestro Estado.
16. Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos políticos como medida de contención de la corrupción política.

Esta lista acabaría formando la ideología central del 15-M.
Ante la prohibición del 21 de mayo, los indignados convocaron una manifestación masiva para la madrugada del día 20, justo cuando empezaba la prohibición. La Puerta del Sol, la Plaza de Cataluña, y muchas más plazas se llenaron hasta arriba de gente que hizo un "grito mudo", con la boca tapada con tiras de tela blanca justo a las 00:00 del día 21 de mayo de 2011.
El día 22, hubo elecciones municipales, en las que el Partido Popular (derecha) consiguió el gobierno en casi todas las comunidades autónomas. Ante esta situación, el 15-M declaró que el resultado de las elecciones no era relevante porque eran ilegítimos y que seguirían manifestándose indefinidamente.
Durante la siguiente semana, las acampadas siguieron así como concentraciones por todo el país. Pero no ocurrió nada relevante hasta el día 27, cuando el sistema demostró de lo que estaba dispuesto a hacer.
Desde hacía unos días, el consejero de interior de Cataluña, Felip Puig, decía que habría que desalojar a los indignados de Plaza Cataluña con la excusa de las celebraciones por la victoria de la Champions League en Barcelona. No se le había tomado muy en serio, hasta que el viernes 27 por la mañana, la acampada de Barcelona amaneció rodeada de lecheras y agentes anti-disturbios, que, junto con camiones de basura, empezaron a desmontar las tiendas de los indignados. Los acampados reaccionaron, intentando impedir que les echaran de forma pacífica, pero los antidisturbios cargaron con dureza, apaleando a gente sentada con las manos alzadas y a personas que sólo pasaban por allí. El saldo final fue de más de 200 heridos, y de una Plaza de Cataluña que sólo duró unas horas despejada, pues en seguida se volvió a llenar de aún más tiendas de campaña y con más gente. En toda España, hubo manifestaciones en protesta por estos actos de la Policía.
El acto, en sí, no fue muy relevante, pero abrió los ojos a muchos. Nos dimos cuenta de hasta qué punto el Gobierno estaba asustado con este nuevo movimiento que tenía un modo de actuar que no sabían controlar, y que no dejarían que protestaran en paz. Aquel día se abrió la veda para la represión.
Los siguientes días, se convocaron protestas en las tomas de posesión de alcaldes y presidentes de comunidades autónomas. Esta vez, la Policía no tuvo ningún problema con cortar calles y cargar con violencia contra cualquier manifestante que hubiera. EL día 28 de mayo, la joven Asamblea General en la Puerta del Sol, decidió descentralizarse para dividirse en unos 40 asambleas en distintos barrios de Madrid y otras 80 para cada municipio de la Comunidad de Madrid. Las asambleas de las demás ciudades harían lo mismo poco después.
Las protestas continuaron durante los días y semanas siguientes. El único acontecimiento relevante fueron los disturbios en frente del Parlament de Catalunya, cuando un grupo de indignados fue a protestar delante del edificio y los diputados tuvieron que huir por la puerta de atrás. Esta ocasión fue la única en que el 15-M participó en un evento relativamente violento, aunque en seguida, la mayoría del grupo se desmarcó de los acontecimientos. El movimiento sentía que se había estancado, y que las acampadas ya no llevaban a ningún lado. De esta manera, se decidió cambiar la estrategia: levantar las acampadas, y centrarse en las asambleas de barrio. Así se levantaron las acampadas desde el día 12 de junio hasta el 19, concluyendo la SpanishRevolution, las protestas continuadas que se producían desde el 15 de mayo, con una gran manifestación en todo el país y en otras ciudades en las que más de un millón de personas dieron por concluida esta etapa del 15-M, y anunciando Democracia Real Ya! Nuevas manifestaciones para el 15 de octubre, esta vez en todo el mundo.

Desde el 19-J hasta el 15-O: La descentralización y la internacionalización del 15-M
El día 20 comenzó la Marcha Popular Indignada, en la que un grupo de indignados saldrían de las ciudades de toda España y marcharían a Madrid para manifestarse el 23 de julio y entonces marchar a Bruselas.
Los días 21 y 22, hubo manifestaciones en frente del Congreso de los Diputados, que quedó blindado por la Policía, en premonición de lo que pasaría un año después.
Durante el resto de junio y julio, se celebraron manifestaciones, asambleas y varios tipos más de actos reivindicativos, que no juntaron a cantidades masivas de gente, pero mostraron a la población que el movimiento seguía vivo.
Parecía que, tras la manifestación del 23 de julio, el movimiento se había quedado sin cuerda. El 2 de agosto se demostró que ocurría todo lo contrario.
Los indignados había dejado un punto de información en la Puerta del Sol. El 2 de agosto, ante los preparativos para la visita del Papa, que pasaría por allí, la Policía lo desmanteló violentamente y expulsó a los indignados que estaban allí permanentemente. 
La Puerta del Sol vacía ante el blindaje de la Policía
En respuesta, miles de personas salieron a la calle a protestar y a intentar volver a entrar en la Puerta del Sol. La Policía cerró la plaza y no dejó entrar a nadie. Esto se repitió el día 3, y el 4 la Policía cargó produciéndose decenas de heridos. Finalmente, el día 5, ante la presión de los indignados, la Policía se retiró y les dejó entrar en la Puerta del Sol. Una vez retomada la plaza, los ánimos se calmaron y el centro de la ciudad volvió a la normalidad. Durante los días anteriores a la visita del Papa, volvieron a registrarse incidentes con manifestantes que se oponían al gasto de dinero público en actos religiosos, pero no estaban directamente relacionados con el 15-M.
El 28 de agosto, hubo manifestaciones en toda España contra la reforma de la Constitución para regular el déficit. Además, durante septiembre se hicieron manifestaciones en contra de los recortes y en apoyo al Movimiento Occupy Wall Street. Parece ser que este movimiento fue directamente promovido por integrantes del 15-M, con la intención de hacer global el cambio que querían llevar a cabo.
El Movimiento Occupy revolucionó la política de todo el mundo
al estilo del 15-M
El 15 de octubre, finalmente, hubo manifestaciones por todo el mundo, destacando Madrid, con 500.000 personas; Barcelona, con 400.000; Valencia, con 100.000; Roma, con 200.000; y Lisboa, con 90.000 las ciudades con manifestaciones más multitudinarias. En Roma hubo incidentes cuando un grupo reducido empezó a romper cristales de coches y escaparates.
Imagen de los disturbios en Roma el 15-O

Desde el 15-O al 12M-15M: Apoyo a estudiantes, sindicatos, y la celebración del aniversario
Después de esta jornada, el 15-M empezó a apagarse. No es que no hubiese actividades por su parte, pero no hubo grandes concentraciones hasta mucho después. El 15-M perdió la iniciativa en favor de otros movimientos que tomaron fuerza, como los estudiantes el 17 de noviembre de 2011, y en febrero de 2012 durante la "Primavera Valenciana", en las que el 15-M participó, pero no promovió. Más tarde llegó el turno de los sindicatos mayoritarios C.C.O.O. y U.G.T., que convocaron movilizaciones el 10 de febrero en contra de la reforma laboral y más tarde, el 29 de marzo, la huelga general en contra de la misma. En todas estas movilizaciones, el 15-M actuó como "bloque crítico", siendo cruciales a la hora del seguimiento, pero nada más. El 15-M también participó el 14 de abril en manifestaciones por la Tercera República. 
A mediados de mayo de 2012, los indignados se preparaban para celebrar el primer aniversario del 15-M, cuando estalló la polémica en las entrañas de DRY. Resultó que una parte de la plataforma se escindió para constituirse en asociación, de modo que surgieron dos Democracia Real Ya!, la plataforma y la asociación. En un principio, estos grupos se acusaban mutuamente, pero, ante la amenaza de que se dividiese el 15-M, se pactó una tregua no hablada. El domingo 12 de mayo, hubo masivas manifestaciones por todo el país, como comienzo de la celebración del aniversario, que se prolongarían hasta el día 15 y que incluirían diversas actividades los demás días. 
La intención era de quedarse en las plazas de las ciudades hasta el día 15, pero la Policía tenía otros planes. En cuanto las plazas se vaciaron un poco, los agentes entraron y echaron, multaron o detuvieron a todos los que quedaban en ellas. El resto de las movilizaciones se llevaron a cabo normalmente, excepto porque no se pudo acampar en las plazas. El día 15, los indignados se despidieron con una asamblea general en la Puerta del Sol.
Desde el 12M-15M: La marcha minera y el 19 de julio
La celebración del aniversario, el 15-M no ha llevado a cabo grandes acciones por propia iniciativa. Participó en la huelga general estudiantil del 22 de mayo, y realizó manifestaciones en contra de la intervención de Bankia por parte del Estado y que acabó desembocando en el rescate de los bancos españoles. A parte de esto, no hubo actividades nuevas, excepto las rutinarias asambleas en plazas de barrios y municipios. El 10 de junio, los mineros de todo el país, que habían estado en huelga indefinida desde mayo, llegaron a Madrid desde todos los puntos de España. El 15-M, sindicatos, y muchos simpatizantes les recibieron y les acompañaron hasta la Puerta del Sol. Al día siguiente, los mineros se manifestaron hasta el Ministerio de Industria, donde se produjeron altercados con la Policía, con 76 heridos. Por la tarde se volvieron a manifestar, y la Policía volvió a cargar en la Puerta del Sol, provocando fuertes disturbios en el centro de Madrid. Esto se haría frecuente en los días siguientes.
La misma semana, el gobierno anunció el recorte del sueldo a los funcionarios, así como la subida del I.V.A. Nuevamente, hubo protestas de funcionarios, junto con el 15-M y otros colectivos, que repetidamente intentaron acercarse al Congreso de los Diputados a protestar. La Policía blindó el Congreso permanentemente, con vallas y siempre con agentes vigilando para cortar la calle al menor aviso de protesta. Hubo incluso protestas en frente de las sedes de PSOE y PP, que la Policía reprimió con violencia.
Finalmente, el día 19 de julio hubo una convocatoria de sindicatos, indignados, funcionarios y muchos más colectivos. Hubo una respuesta masiva de la población, sumando alrededor de 4 millones de personas en toda España, produciéndose las mayores manifestaciones en mucho tiempo en ciudades como Sevilla o Barcelona. Nuevamente, la Policía empleó la violencia cuando los manifestantes intentaron ir a protestar al Congreso. Durante los días siguientes, los funcionarios siguieron protestando, pero, a día de hoy, el Congreso sigue blindado por la Policía.
Una plataforma independiente a DRY, llamada En Pie!, convocó recientemente una protesta el 25 de septiembre con la idea de rodear el Congreso para acabar con el gobierno de Rajoy y redactar una nueva constitución. Aunque Democracia Real Ya!, tanto la plataforma como la asociación, se ha mantenido al margen, las asambleas del 15-M y el movimiento en general se han ido uniendo a la convocatoria.
Comentario
En la práctica, el 15-M aún no ha conseguido casi nada. De entre sus centenares de propuestas, sólo una, la dación en pago de la casa en caso de liquidación de la hipoteca, se ha introducido. De cualquier manera, el 15-M, ni siquiera al principio, tuvo la voluntad de un cambio político en poco tiempo. Lo que pretendía, y pretende, es la revolución en la forma de pensar de la gente, especialmente en la política. Cosas que hoy en día damos por sabidas, como que la monarquía es corrupta, que los medios mienten para el beneficio del sistema, que el PP y el PSOE, así como CiU y PNV, forman parte de un sistema que pretende ser inamovible y que lleva a la población, el 99%, a la pobreza y la manipulación... Todas estas cosas, el 14 de mayo de 2011, no hubiesen sido fácilmente aceptadas por la población, pero, gracias al 15-M, una parte importante de la población se dio cuenta de que pensaban de forma igual, que sabían que había una alternativa al sistema establecido. En mi opinión, fue a partir del 15-M cuando la gente en España empezó a moverse, a protestar, unas veces más, y otras veces menos. A esta lucha se han ido uniendo diversos grupos, como estudiantes, trabajadores, mineros, funcionarios... Y la situación está peor que nunca en España, porque los sindicatos esta vez sí van a responder a las medidas del gobierno, y, además, no están ellos solos, el 15-M, si bien no va a cambiar solo el mundo, puede tener un papel muy importante en el futuro de este país, porque representa no sólo la resistencia al capitalismo, sino una nueva vía, porque las alternativas existentes ya no son eficaces hoy, el 15-M representa el deseo de un nuevo cambio, que ojalá marque la diferencia en el futuro.

jueves, 23 de agosto de 2012

Historia de México. De la Independencia al fraude electoral del PRI


La rebelión ha estallado en México. La ciudadanía, encabezada por varios sectores de la juventud, se ha unido para clamar en contra de las elecciones amañadas por el Partido Revolucionario Institucional (P.R.I.) y la manipulación de los medios de comunicación, especialmente Televisa y TVAzteca. 
La mayor demanda de este movimiento es la instauración de una democracia auténtica en México, que se ha visto continuamente bloqueada por el P.R.I. desde hace más de 70 años. Además, cuando parecía que el P.R.I. no volvería al poder, Enrique Peña Nieto, candidato de este partido, se ha proclamado presidente tras unas elecciones amañadas. Esto ha provocado una serie de manifestaciones y protestas pacíficas por todo el país, que han revolucionado la política mexicana.
Pero, para entender bien las causas y los antecedentes de movimientos revolucionarios en México, es necesario conocer su historia, saber cómo ha llegado el país a esta situación, cómo una oligarquía, personificada en el P.R.I., se mantiene en el poder de manera ilegal e ilegítima.

Historia de México

Desde la Independencia a la Revolución (1824-1910)

Desde que obtuvo la independencia, México fue un país políticamente inestable, como la mayoría de los países jóvenes de Centroamérica y Sudamérica, debido a la continua lucha entre un pueblo, en su mayoría progresista, y unos gobernantes conservadores que tenían prácticamente toda la riqueza del país. Absolutistas, invasores franceses, dejaban el país cada vez más pobre. Todo esto cambió cuando, en 1876, Porfirio Díaz, consevador, ante la posibilidad de perder unas lecciones contra los progresistas, dio un golpe de estado militar, instaurando una dictadura conocida como el Porfiriato.
Durante el Porfiriato, que es comparable a la “Dictablanda” de Primo de Rivera en España, México vivió un crecimiento nunca antes visto, gracias al gobierno de tecnócratas y las inversiones extranjeras, pero a costa de los derechos y las libertades del pueblo, incluyendo una fuerte represión de los campesinos que se alzaron contra el régimen y muchos otros abusos por parte de las autoridades hacia los mexicanos. Esto hizo que el descontento creciera no sólo entre las clases más bajas, sino también entre las clases medias que empezaban a perder su capacidad adquisitiva por culpa de las políticas de Díaz.
Porfirio Díaz se mantuvo en el poder mediante el amaño de las elecciones, para mantener una fingida legitimidad. Esta práctica sería muy común para los gobernantes mexicanos a partir de entonces.
Esta situación cambió a causa de Francisco Madero. Madero fundó el Partido Anti-Reeleccionista, que se oponía al gobierno de Porfirio Díaz. Ante esta nueva amenaza, el Porfiriato mandó la detención de Madero junto a 5000 simpatizantes en 1910, a la vez que Díaz volvía a ser elegido presidente.
Madero huyó de prisión, y, convencido de que no había salida pacífica al Porfiriato, fijó el alzamiento de los Anti-Reeleccionistas para el 20 de noviembre de 1910. Esto fue el principio de la Revolución Mexicana.

La Revolución Mexicana (1910-1923)


En un principio, el alzamiento de los “maderistas” fue aceptado por campesinos, liderados por Emiliano Zapata en el sur y por Pancho Villa y por Orozco en el norte. Estos personajes, de ascendencia más o menos humilde, se unieron al alzamiento por diversas razones, sobre todo, para llevar a cabo la reforma agraria tan necesitada por los campesinos. Estos ejércitos fueron tomando ciudades y avanzando hacia México D.F. desde el Norte y el Sur. Finalmente, la capital fue rodeada hasta forzar la dimisión de Porfirio Díaz en 1910. Pocos meses después, Madero resultó elegido presidente de la república en elecciones por mayoría aplastante. A pesar de las grandes esperanzas puestas en él, la lentitud de las reformas maderistas y el continuo asedio de los porfiristas que quedaban en el país llevó a los campesinos, junto a algunos latifundistas,  a alzarse nuevamente contra el gobierno, esta vez de Madero. Aprovechando la confusión creada, los restos del ejército porfirista dieron un golpe de estado en 1913 en México D.F., produciéndose una gran oposición por parte de los habitantes y seguida por una violenta represión del ejército, en el que murieron cientos de personas. El ejército apresó y mató a Madero y su vicepresidente, autoproclamándose presidente el general Huerta. De esta manera, los campesinos y los antiguos maderistas volvieron a unirse en contra del nuevo dictador Huerta. La guerra acababa de empezar. Huerta, desde el principio, invirtió mucho en el ejército para aplastar las revueltas que habría en su contra, que, ahora sí, agrupaban a todos los que se oponían a otra dictadura, como la pequeña burguesía, o Carranza, gobernador de un estado del noreste. Este agolpó a la oposición en el frente común de los "constitucionalistas", a los que Zapata no se unió. 
Este nuevo ejército constitucionalista, ayudado por Estados Unidos, volvió a dirigirse a la capital pueblo por pueblo y ciudad por ciudad, desde el Norte. A pesar de las diferencias que aparecieron entre Villa y Carranza, que más tarde saldrían a la luz, los constitucionalistas forzaron a dimitir a Huerta y entraron en México D.F. en julio de 1914. En seguida, las diferencias entre las clases bajas y medias afloraron una vez derrotado Huerta. Se formaron dos bandos nuevos: los constitucionalistas, comandados por Carranza, y los convencionalistas, comandados por Zapata y Villa. Antes de acabar el año, Zapata y Villa hicieron un amago de tomar la capital, pero, pensando que no serían capaces de gobernar, abandonaron la ciudad y dejaron la ciudad en manos de los constitucionalistas. Sin embargo, en 1915 finalmente los villistas toman la capital. Pero los partidarios de Carranza contraatacaron, y consiguieron, poco a poco, ganarles terreno a Villa y Zapata y aislarlos en el Norte y el Sur, mediante una brutal represión que diezmó a la población campesina y gracias también al apoyo de los Estados Unidos.
En 1917, la situación para los convencionalistas era fatal. Carranza finalmente tomó México D.F., y resultó elegido en unas elecciones dudosas. Zapatistas y villistas seguían retrocediendo.
El principio del fin para los guerrilleros ocurrió en 1919, cuando Zapata fue asesinado a traición cuando se dirigía a entrevistarse con un posible aliado, lo que acabó con la rebelión en el Sur. Mientras tanto, el gobierno de Carranza aprobó la Constitución de 1917, que reconocía bastantes libertades y derechos, pero llevaba a cabo la reforma agraria prometida y devolvió la tierra a los latifundistas.
Cuando parecía que Carranza había vencido, surgió la figura de Obregón. Obregón había sido el segundo de Carranza, pero antes de las elecciones de 1920, le traicionó, y le mandó matar, haciéndose con el poder con ayuda de lo que quedaba de los zapatistas. Obregón llevó a cabo una política un poco más progresista que Carranza, y también él fue el responsable de acabar con los últimos focos guerrilleros, culminando con el asesinato de Pancho Villa en 1923. Aunque la revolución oficialmente no terminó, se considera que el asesinato de Villa supone el final de la Revolución Mexicana, dejando tres millones de muertos, una economía destrozada y las peticiones del pueblo en su mayoría desoídas, así como una oligarquía que monopolizó el poder.

El México moderno (1923-2012)

Esta oligarquía, surgida de la revolución, se institucionaliza en el P.R.I. en 1929. Durante unos diez años, el partido se mantuvo en el poder mediante el amaño de elecciones, con un sistema de partido único (no oficialmente) y llevando a cabo una política que poco tenía que envidiar a la del Porfirismo. La diferencia era que el pueblo mexicano, sumido en la pobreza y la destrucción, ya no tenía capacidad de reacción. No fue hasta los años 30, cuando Cárdenas, del ala progresista del partido, llevó a cabo una modesta reforma agraria, que sería detenida más tarde. Poco a poco, a lo largo de las décadas del siglo XX, México se fue abriendo a un sistema más democrático, aunque siempre bajo la vigilancia del P.R.I. y sus presidentes puestos a base de fraude electoral. Dejaron de gobernar los militares, se nacionalizaron varias industrias, se fomentó la educación universal, se le dio el voto a la mujer, y algunas reformas más, que supusieron un aperturismo de los mexicanos a una cierta libertad. Sin embargo, esta tendencia se paró en los 50 y los 60 con la llegada de gobernantes neo-liberales al P.R.I. En seguida, hubo una fuerte reacción por parte de la población en contra de sus medidas, tales como privatizaciones, devaluaciones de la moneda, etc., que provocaron que los mexicanos fueran cada vez más pobres. Estas protestas culminaron en 1968 con la aparición de un fuerte frente estudiantil, que incluso fueron disparados por el ejército el 2 de octubre en Tlatelolco, produciendo centenares o miles de muertos. Diez días después, se inauguraron en México D.F. "los Juegos Olímpicos de la Paz". Las protestas fueron reprimidas y finalmente el país volvió a la normalidad. El P.R.I. siguió gobernando con la misma mano dura a partir de entonces.
Otra de las aperturas a la democracia fue la aparición de otros partidos. Los otros dos partidos principales en la actualidad, el Partido de Acción Nacional (P.A.N.), de derechas, fue fundado en 1939 y el Partido de la Revolución Democrática (P.R.D.) fue fundado en 1989, tras la fusión de varios partidos de izquierdas.
Este último partido ha sido victima de dos flagrantes fraudes electorales por parte del P.R.I., una en 1988, cuando aún se llamaba Frente Democrático Nacional, que acabó en fuertes protestas, y en las últimas elecciones presidenciales del 1 de julio de 2012.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional lucha
por los derechos de los indígenas desde 1994.

Durante los 90, el P.R.I. empezó a ser asediado por una multitud de grupos ciudadanos, a los que el gobierno sólo supo responder con violencia. Esto, finalmente, supuso la derrota en las elecciones ante el P.A.N. en el año 2000. A pesar de la euforia inicial, los mexicanos pronto descubrieron la dura realidad. El P.R.I. siguió haciendo propuestas en el Congreso, y el P.A.N. aprobó prácticamente todas las nuevas leyes, de manera que quedó claro que el P.A.N. estaba subordinado al P.R.I. Además, el P.A.N. metió al país en una guerra contra el narcotráfico que sigue desangrando a México. Pronto empezó a verse cuál sería el futuro de la política mexicana: un sistema bipartidista, formado por el P.R.I. y el P.A.N., que tienen ideologías muy parecidas, y se alternarían en el poder. Sólo la fuerza de Yo Soy 132 y el desafío del P.R.D. pueden ser capaces de cambiar este rumbo y conseguir que en México haya, después de más de un siglo de lucha, elecciones limpias.



jueves, 2 de agosto de 2012

De la Revolución Rusa a la #RussianRevolution



Hace ya casi 100 años, el pueblo ruso tomó el control de su país, expulsando a una monarquía tiránica y formando un parlamento real. Poco después, la Revolución Rusa fue secuestrada por los Bolcheviques de Lenin.
Era la primera vez que algo así ocurría y se conseguía mantener, un estado socialista que resistía el asedio de las naciones exteriores y del interior.
Pero aquello no salió bien. Con el conflicto entre Trotski y Stalin, y la política del "Socialismo en un sólo país", la Unión Soviética se institucionalizó y se convirtió en una nación tiránica más.
Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética gastó gran parte de sus recursos en la guerra de armamento contra Europa y Estados Unidos. Finalmente, la mala gestión de un corrupto Partido Comunista y el gasto enorme en armas hizo quebrar al país.
Una rama del Partido Comunista, encabezada por Mijaíl Gorbachov, intentó reformar la Unión Soviética para que tomase un nuevo rumbo y así poder mantenerse en el poder. Pero el grado de desintegración estaba ya muy avanzado y no fueron capaces de parar la caída de la Unión Soviética.
Entre el caos que se produjo tras el intento de golpe de estado en 1989, por parte de miembros del Partido Comunista, en el que el pueblo ruso defendió el parlamento de Moscú con su propia vida, surgió Borís Yeltsin. En teoría, él fue quien lideró la defensa del Parlamento. Cuando el orden fue restablecido, Yeltsin fue adquiriendo más y más poder hasta que la Unión Soviética se disolvió en diciembre de 1991.
Yeltsin es una figura clave para entender el régimen actual ruso. Fueron él y sus descendientes los que se aseguraron que Rusia se convirtiera en una nación aún más corrupta y pobre que con el comunismo.
Tras caer Gorbachov, Yeltsin empezó a ultracapitalizar el país. Se eliminaron ayudas, educación, sanidad, y, en general, los servicios que da el Estado a sus ciudadanos. Se privatizó el resto, y las antes empresas soviéticas quedaron en manos de unos pocos empresarios que empezaron a ganar cantidades inmensas de dinero.
La población rusa sufrió un gran desencanto con Yeltsin; de esta manera, tras varias elecciones, el Parlamente tuvo suficiente fuerza como para destituir a Yeltsin. En consecuencia, Yeltsin bombardeó el Parlamento e introdujo un sistema autoritario en Rusia, y las manifestaciones en favor de la democracia fueron sangrientamente reprimidas.
Yeltsin finalmente dejó el poder en 1996 en favor del actual presidente, Vladímir Putin, ex-miembro de la KGB.
Desde entonces, Putin ha detentado el poder en Rusia, disimulando de vez en cuando alternándose con Dmitri Medvédev en los puestos de presidente y primer ministro.
Desde la disolución de la Unión Soviética, la democracia ha brillado por su ausencia en Rusia. Actualmente los rusos son gobernados por una oligarquía, cuya cabeza visible son Putin y su esbirro Medvédev. El resto son un conjunto de empresarios multimilloanrios y de políticos corruptos. Este sistema se mantiene en el poder amañando las elecciones cuando hace falta.
Es contra esto por lo que protestan los jóvenes rusos. Ya lo hicieron en 1989, en el golpe de estado, y también en 1993, en el golpe de estado de Yeltsin.
La brutalidad policial contra unos manifestantes que protestaban por la manipulación en las elecciones legislativas del 4 de diciembre de 2011 hizo estallar nuevamente el polvorín.
La oposición se organizó en bloque; comunistas, nacionalistas, demócratas, todos unidos por la caída de Vladímir Putin.
Desde el 5 de diciembre del año pasado, las protestas en Rusia han sido intensas y bastante continuas, incluyendo acampadas, multitudinarias manifestaciones, etc., que las fuerzas de seguridad rusas se han encargado de reprimir violentamente.
La llama de la revolución, que el pasado año recorrió todo el mundo, finalmente llegó a Rusia. Esperemos que la oposición rusa, heterogénea pero unida en bloque, sea capaz de derrocar a Putin y de perpetuar la democracia finalmente en Rusia.

viernes, 27 de julio de 2012

La guerra de nuestros abuelos



Muchas veces nos hemos preguntado qué diferencia había entre el pasado y el presente. ¿Por qué no reacciona la gente, si la están tratando peor que nunca? ¿Qué diferencia hay entre la guerra de nuestros abuelos y la nuestra?
Ahora, las imágenes de los mineros en lucha nos evocan recuerdos, pertenecientes (al menos para los que creemos aún en la lucha obrera) a un pasado glorioso y que parecía irrecuperable. Ya hemos visto que Rajoy hace milagros; ha conseguido que la gente vuelva a estar dispuesta a luchar.
Y ahora, ¿qué? En cierto modo, tenemos miedo. Miedo de que la vuelta de ese pasado abra heridas que nunca se volvieron a cerrar. Sabemos que es perfectamente posible que uno de estos días, antes o después, se intente tomar el Congreso de los Diputados. Ya hemos visto de lo que es capaz el gobierno: cuando los ciudadanos han intentado ir a protestar enfrente del Congreso, los policías de la UIP han reprimido violentamente a los manifestantes y han clausurado los accesos al edificio.
Esto no tiene marcha atrás. El gobierno de Rajoy no va a dejar que unas protestas pacíficas cambien nada de sus planes. Pero las protestas van a continuar, y, viendo la brutalidad con que se trata a los manifestantes, es casi seguro que al final serán violentas.
El gobierno se ha quedado solo, aislado. Ha hecho todo lo malo (o bueno) que podía hacer: callar cuando tenía que hablar, insultar cuando tenía que hablar, cerrarse cuando había que flexibilizar... Las medidas y la actitud de nuestros gobernantes han conseguido, en sólo ocho meses, que la oposición se organice y se radicalice; sólo el PSOE, que deja hacer, y habla con la boca pequeña, y los partidos nacionalistas CiU y PNV no se oponen abiertamente al PP. Prácticamente todos los demás partidos, como IU, EQUO, UPyD, ERC, CC, etc., todos los sindicatos, como CCOO, UGT, CGT, CNT, la Intersindical, USO, los funcionarios, los autónomos, el 15-M, YoNoPago, la PAH, Colectivo Prometeo... Todos se oponen a un gobierno que se ha deslegitimado solo. Sólo falta que todos estos grupos se organicen en un frente común.
Aunque aún no esté claro, es muy probable que haya empezado ya una guerra.
Es difícil fijar el comienzo de ésta, pero todo el descontento social empieza a ser inmenso. Al fin y al cabo, hace un año y pico, los asuntos políticos eran algo de lo que el pueblo no sabía ni quería opinar; hay una inmensa parte de la población que se ha preocupado por su país y ha señalado (correctamente) a los culpables, al origen de todo mal: los políticos. Ellos son los que, al no querer perder sus privilegios, han vendido al 99% a favor de los mercados. Esto, sumado, (¿por qué no decirlo?) a la subnormalidad de nuestros gobernantes del PPSOE, puede que el mandato de Mariano Rajoy sea el más corto de la "democracia" española.
"Agotaré la legislatura"

viernes, 6 de julio de 2012

El fin del capitalismo


La crisis financiera, que llevó a la crisis económica, y que ha acabado provocando una crisis social en el país, es, fundamentalmente, una crisis del capitalismo.
El sistema económico y político, que pregonó la Ilustración y la Revolución Francesa, y que sustituyó al Feudalismo y al Absolutismo, da su últimas coletazos de vida.
Las máximas del sistema capitalista son, en la teoría, la nula intervención del Estado en la economía, y una pirámide social basada en la meritocracia y la riqueza individual. En la práctica, sólo se consigue el dominio de la codicia. De esta manera, el capitalismo ha promovido la corrupción y la intervención de poderes económicos en la política.
Desde que las revoluciones Burguesas tuvieron éxito, el capitalismo provocó la caída de la calidad de vida de la mayor parte de la población, los más desfavorecidos, que empezaron a llamarse proletariados. Lo más irónico es que habían sido ellos los que habían muerto en las protestas por pedir democracia y libertad.
En seguida aparecieron nuevas ideas en contra del capitalismo y la burguesía, en forma del ludismo, y más tarde del anarquismo y el comunismo, que quedaron recogidos en las obras de Bakunin, Marx y Engels. Todas estas ideas fueron demonizadas y reprimidas por el sistema.
El caso es que el neo-liberalismo, la versión moderna del capitalismo, exportada por los Estados Unidos al resto del mundo, ha empezado a socavar las bases del sistema.
El neo-liberalismo es un capitalismo radical, que promueve la supresión de cualquier servicio del Estado a la población, como sanidad, educación… Para que las economías nacionales se regulen solas. Esto es en la teoría. En la práctica, este modelo sólo consigue arruinar países y el desmantelamiento de la democracia. En casos como Chile, Argentina, Ecuador, etc., se ha visto que con el neo-liberalismo ocurre lo siguiente: se realizan recortes sociales, normalmente sin oposición efectiva por parte de la población. A causa de estos recortes, la economía cae, y el Gobierno, para protegerse, busca una minoría y le culpa del estado de la economía. Con la excusa de combatir a esa minoría, se recortan derechos y libertades.
Esta crisis, como hemos visto, es el principio del fin del capitalismo. El problema es que, seguramente, arrastrará consigo muchos países. Quizá esta decadencia dure a lo largo de todo el siglo XXI, y de nosotros depende acelerar esa decadencia y conseguir que el sistema que lo suceda sea mejor que su antecesor, en vez de al revés.
Por otra parte, quizás esta crisis no sea sólo del capitalismo. Quizás lo que esté en decadencia sea la civilización occidental, que ha detentado el poder desde que Colón descubrió América en 1492.
Como otras grandes civilizaciones, como la cultura clásica, Mesopotamia, China, Persia, etc., la civilización occidental, proveniente de los restos del Imperio Romano y los invasores bárbaros estaría tocando también a su fin. Todo nuestro modo de vida, nuestras costumbres, desaparecerían y caerían en el olvido.
Dentro de Occidente, el poder ha ido cambiando de lugar, dependiendo de cuál fuese la máxima potencia en la época. Estados Unidos ha sido el último país que se ha considerado máxima potencia mundial.
Cuando el “Imperio” de Estados unidos caiga, Europa también lo hará. Tendremos que darnos cuenta por fin de que ya no somos el centro del mundo.
Ya hay países que están llamando a la puerta de las potencias mundiales: Rusia, el resto de América (Canadá, Brasil, Argentina, etc.), Corea del Sur, Australia, China, la India… Son los países que lucharán por el poder en un futuro no muy lejano, cuando el capitalismo se haya hundido. Probablemente países como China, que dependen de la economía estadounidense, estarán en desventaja, a pesar de que hoy por hoy es el país que más crece.
El ritmo de la Historia es inevitable. En menos de un siglo Europa pasará a ser una zona secundaria, sin poder político ni económico. Pero depende de nosotros, el pueblo europeo, el impedir que con esa caída vayamos detrás, como ha ocurrido una y otra vez en el ciclo continuo que es la historia de la Humanidad. 

domingo, 1 de julio de 2012

No más protestas inútiles

Basta ya de protestas inútiles. Desde hace ya más de un año, y durante este tiempo, en España ha habido muchas protestas, dirigidas a todo tipo de injusticias, leyes opresivas, el propio sistema, etc. ¿Y qué hemos conseguido? Nada, absolutamente nada, ¿Por qué? ¿No fueron suficientemente multitudinarias? Sí que lo fueron, y, según pase el tiempo, irán siendo cada vez mayores. Pero no sirve de nada que salgan a la calle millones de personas si no hay unas propuestas firmes sobre la mesa. Es cierto que hay lemas, pancartas, y comunicados, pero eso a los de arriba, a quienes debe llegar el mensaje, no les vale para nada.
No me refiero tampoco a los Puntos de Sol, pues llegaron tan tarde, y fueron tan insuficientes para las verdaderas intenciones de los indignados, que su valor actual es prácticamente nulo.
El método que se debería seguir en las protestas sería el siguiente: se propone un punto, por ejemplo, la modificación de la Ley Electoral. Lo suyo sería que se elaborase una nueva ley, y que se propusiera al Congreso de los Diputados. Si se rechaza, como es totalmente probable, se llevaría a cabo una insurrección civil, de cualquier manera: cortes de carreteras, acampadas, manifestaciones… Entonces sí se estaría protestando con un fin, y, en mi opinión, existe suficiente malestar social como para mantener las protestas hasta conseguir los objetivos que se persigan.
Los mineros de Asturias y León nos han demostrado que hacer retroceder al sistema es posible, es cuestión de ser firme y no rendirse, y tener un motivo concreto por el que luchar.
Por eso os digo, indignados, sindicalistas, republicanos, etc., que debéis cambiar vuestra forma de pensar y de actuar. La política de la pataleta, de la batucada y la cacerola, no es que no sea una forma válida de protestar, pero, sin ánimo de ofender, mimgún gobierno se va a dejar impresionar por un grupo de tambores, o una multitud que deja de protestar y se marcha cuando la Policía se lo ordena.
Ni siquiera sería necesario el uso de la violencia. Lo que hace falta es firmeza, no acatar las normas injustas a la primera de cambio.
Una revolución pacífica es posible en España; pero debemos unirnos, si no todo el pueblo, pues es imposible, todos los que anhelemos un mundo mejor para todos. No debemos dar un paso atrás, pues, si somos capaces de resistir, haremos temblar los cimientos del sistema y el pueblo español volverá a tomar las riendas de su destino. Pero, si no fuese posible, debido, por ejemplo, a una represión brutal por parte de las Fuerzas de Seguridad, habría que recurrir a la violencia, pues esto no es cuestión de imponer ideas, sino de retomar el poder para todos.
Tras esto, hago un llamamiento. Un llamamiento a los ciudadanos de este país que estén hartos, hartos de este gobierno que nos roba y nos miente, hartos de unos medios que manipulan a las masas, hartos de que cada vez se viva peor en un país que quiso entrar en la élite de la economía mundial, y hartos de no poder decir con orgullo que son españoles. No necesitáis el fútbol, coged vuestra bandera, da igual cual, y mostrádsela a los cerdos que están destrozando nuestro país, que es de todos, y que nos avergüenzan delante de todo el mundo. A todos vosotros, os llamo a la rebeldía civil, sin descanso, hasta que el gobierno dimita, hasta que se juzgue a los culpables de la crisis y se formule una nueva constitución, esta vez elaborada por el pueblo, y para el pueblo.
Españoles, uníos, por nuestro país, por el bien común, por la propia dignidad humana y por la libertad. Tenemos que luchar.

jueves, 28 de junio de 2012

En una palabra, VERGÜENZA


España ha entrado finalmente en la “Zona de la muerte” de la economía europea.  La forman los países que han perdido su soberanía a causa de la sed de ambición de los bancos alemanes y franceses.
Oficialmente, no es un rescate como los de Grecia, Irlanda o Portugal, sino un rescate para los bancos. El problema es que el estado español va a ser el aval. Entonces, ¿no es un rescate, al menos en la práctica?  El problema es que los medios, como siempre, se han asegurado de que la población no sea consciente de lo que se avecina.
Pero de lo que hablamos hoy es de la reacción del Gobierno, pues es algo de lo que se podría estar discutiendo durante largo y tendido.
El caso es que, tras tantos meses de negación, de la política de la “confianza” y de incumplir todas y cada una de las promesas electorales, tras tantos recortes y los que quedan por venir, nos rescatan,  encima de todo.
Desde que salió a la luz el caso de Bankia, la prima de riesgo se ha disparado. Y, encima, nos dijeron que el dinero recortado a la educación y la sanidad irían a parar a la cuenta de los banqueros.
Desde entonces, las personalidades europeas han advertido de que habría un rescate para España. Y el gobierno, con el apoyo del PSOE, lo ha negado constantemente, hasta  el mismo día del anuncio.
La primera falta de respeto hacia los españoles llegó cuando el anuncio del rescate lo hizo el ministro de economía De Guindos, en vez del presidente del gobierno. El motivo que se dio fue que “era un anuncio menor”.
A pesar de quitarle importancia, y ante la avalancha de críticas, Rajoy compareció ante una rueda de prensa al día siguiente. La expresión “línea de crédito en condiciones muy favorables” en lugar de “rescate” fue, básicamente, lo único que dijo. Se despidió con un “La situación ya está arreglada, así que me voy al fútbol”, refiriéndose al partido de la Selección Española en Polonia.
Rajoy, "presionando" a los europeos.

Desde entonces, los miembros del Gobierno han aparecido para dar explicaciones en contadas ocasiones. Han rechazado explicar el rescate en el Congreso , porque “no se puede comparecer cada vez que nos lo piden”.
Días después, Rajoy dijo que no habría debate sobre el estado de la Nación sin dar más explicaciones.
La única palabra para esta gente es vergüenza. Vergüenza porque no sólo nos mienten, es que luego se van a Europa y dicen otra cosa diferente, pensando que somos idiotas. Es más, esta forma de actuar les ha hecho perder credibilidad por ambas partes.
Ante las declaraciones de que Rajoy había presionado a Europa para que las condiciones del rescate fueran mejores, los países que están ya intervenidos pusieron la voz en grito, pues no entendían que a ellos les hubiesen hipotecado el futuro y, en cambio, a España, le hubieran regalado el dinero. En seguida, tuvo que aparecer Durão Barroso y decir que las condiciones se estaban negociando aún. Entonces ¿En qué condiciones buenas se realizaba el rescate? Nos habían vuelto a mentir.
Lo más probable es que el rescate financiero, se acabe convirtiendo en un rescate total y formal, pues el aval para el préstamo es el mismo Estado Español. El caso es que, a causa de nuestro Gobierno y sus mentiras, no podemos estar seguros de hasta qué punto será grave para nosotros el rescate.
Ante tanto despropósito, un consuelo: no tiene sentido avergonzarse del país en conjunto. Son los gobernantes, y no el país en conjunto, lo que nos avergüenza. Lo que el pueblo debe hacer es dejar de considerarles sus gobernantes, y tratarles como lo que son: traidores, al pueblo, a la nación, frente al capital y sus intereses. 

martes, 26 de junio de 2012

Mineros asturianos: Héroes de la clase obrera



La lucha minera ha sido siempre, en Asturias, uno de los referentes a lo que lucha obrera se refiere.
Son famosos los conflictos que se produjeron en 1934 entre los mineros y el ejército, y las huelgas generales que hubo durante el Franquismo.
Pues los mineros vuelven a estar en pie de guerra, ante los recortes del Gobierno del PP (quién si no), que amenaza con acabar finalmente con el sector.
Es cierto que la minería española sobrevive gracias a subvenciones, y que el carbón español no es rentable. De hecho, existía un plan, acordado con los mineros, para liquidar las minerías no rentables en 2018. Pero el gobierno del PP, sin consultar a nadie, como suele ser su costumbre, de acabar con la industria del carbón seis años antes.
Los mineros comenzaron la huelga en mayo, con encierros y cortes de carreteras. Ante el silencio de los medios españoles, se producían los primeros enfrentamientos con la Guardia Civil.
La lucha de los mineros se recrudecía poco a poco: en algunas ocasiones, los mineros consiguieron hacer retroceder a los guardias civiles.
Las jornadas de los mineros durante la huelga indefinida transcurrían así: tras cortar una carretera principal, iban retrocediendo hasta su pozo. Allí, se enfrentaban a los agentes de seguridad con piedras, tirachinas y lanzacohetes con cohetes pirotécnicos utilizando las señales de tráfico como tubos… a veces eran expulsados, con gases lacrimógenos y pelotas de goma, y otras veces los hacían retroceder.

Y, mientras tanto, los medios seguían sin decir ni mu. La presión policial seguía aumentando, lo que provocó que los mineros se organizasen en una especie de guerra de guerrillas.
También se convocaron manifestaciones en Madrid, que acabaron en cargas y detenciones injustificadas por parte de los antidisturbios.
Se convocó una marcha minera desde todos los pueblos mineros de España hacia Madrid. Planean llegar el 11 de julio.
Las imágenes de los mineros en lucha, nos evocan recuerdos del pasado. Cada vez más, se han convertido en un símbolo, de la lucha que, en muchos casos, debería ocurrir y no es. Muchos admiran a los mineros porque ellos sí se atreven a pelear por lo que consideran suyo.
Sólo queda desearles toda la suerte a los mineros, para que ganen en su lucha y consigan, por lo menos, una victoria para los más despreciados en este país: los trabajadores.

domingo, 24 de junio de 2012

¿Por qué no reacciona la población de Europa?



Recortes sociales, represión, desencanto por los políticos, caída de la economía… La voluntad del pueblo europeo está siendo puesta a prueba.
El ejemplo más reciente son las últimas elecciones legislativas en Grecia y Francia: por un lado, en Grecia, los dos partidos tradicionales, PASOK (socialistas, de centro) y Nueva Democracia (de derechas) han quemado casi todos sus cartuchos. De esta manera, el voto, en vez de migrar hacia la izquierda de SYRIZA (izquierda radical), se ha fragmentado en muchos  partidos, incluyendo el partido nazi Amanecer Dorado. A pesar de ser una salida clara, por la decepción de los partidos PASOK y Nueva Democracia, y el estado en que han dejado el país, SYRIZA consiguió el tercio de los votos y Nueva Democracia otro tercio. Amanecer Dorado consiguió 18 escaños.
Por otro lado, en Francia, el giro político fue al revés: la derecha, que estaba en el poder desde antes de la crisis, fue castigada por la población (la que votó, pues hubo un absentismo muy elevado) y llegaron al poder los socialistas.
El caso es que da igual el signo político, ningún político  ha hecho un buen tratamiento de la crisis. En los países que había un partido de derechas gobernando cuando empezó la crisis, ahora hay, o habrá dentro de poco, partidos de centro-izquierda, y viceversa. El bipartidismo está presente en todos los países de Europa. Y mientras tanto, los partidos de izquierda son ignorados, y los de extrema derecha están en auge. Todo se parece mucho a los años 30.
¿Es que no hemos aprendido nada? ¿No quedó claro ya que la extrema derecha sólo lleva al odio y el racismo, buscando un culpable fácil para problemas provocados por los políticos y no por inmigrantes?
De hecho, la izquierda sería una solución aceptable para la crisis. Si las políticas sociales realmente se hicieran para la gente, y se buscaran y castigaran a los culpables de la crisis, los problemas de los países de Europa acabarían pronto.
Pero la gente no vota a la izquierda, porque los medios de comunicación han asentado tanto el bipartidismo que se piensa que los demás partidos están de decoración en los parlamentos. Asegurando el bipartidismo de esta manera, se aseguran también de evitar cualquier posible cambio que se pueda llevar a cabo y que les ponga en peligro. Mediante el control de las masas, los políticos, que nos han metido en esto, se mantienen en el poder. Sólo con unos medios rigurosos y realmente responsables, reaccionaría la población ante los atropellos que se cometen contra ella. 

martes, 19 de junio de 2012

Crónica de la Gran Recesión en España

Este relato no pretende ser totalmente exacto, es más bien una historia sobre lo que en realidad pasó, y sigue pasando con la crisis en España, que, desde un principio, y ahora todavía más, se intenta ocultar mediante los medios de comunicación.


Antecedentes
En 2008, comenzó una crisis económica que, históricamente se conoce ya (y se conocerá) como la Gran Recesión. Fue una de las peores crisis de la Historia, y, para muchos países, España incluida, fue la peor sin duda.
Esta crisis fue una crisis del sistema capitalista neoliberal. El referente mundial, que imperaba desde 1989, tras la caída del Muro de Berlín, y que existía desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se desplomó, y el mundo sufrió las consecuencias.
Para España, los orígenes de la crisis están en 1998. Por aquel entonces gobernaba Aznar con el PP, y se enfrentaba al reto de reactivar la economía española.
La economía española estaba en crisis desde 1993, año en que el país rozó la recesión y el paro llegó al 24%.
Aznar realizó privatizaciones para controlar el déficit (Endesa, Telefónica, Repsol) y hubo recortes sociales, pero no fue suficiente: había que encontrar un motor para la economía.
El 1998, pues, el gobierno de Aznar (con Rodrigo Rato de Ministro de Economía) publicó la Ley de Suelo, que, básicamente, causó que fuese más fácil construir viviendas y venderlas. Ese sería el nuevo motor económico.
Y así, durante 10 años, la economía española fue el “milagro” del neoliberalismo. España se colocó en el puesto nº8 del mundo según el PIB. Ciudades como Marbella eran el centro de blanqueo de dinero de muchos extranjeros.
Pero este “milagro” tenía pies de barro: el ladrillo empezó a subir, y se formó una burbuja inmobiliaria.
Este sistema económico, tan perfecto en teoría, acabaría cayendo tarde o temprano, y el año fue 2008.


La crisis financiera
Durante esos años e bonanza, en España y el resto del mundo, los bancos habían estado dando créditos a cualquier persona que lo pedían. De esta manera, los bancos de todo el mundo hacían paquetes con estas hipotecas y las vendían a otros bancos. El negocio era el siguiente: tú me das dinero en el momento, y así yo tengo liquidez, y tú cobrarás las hipotecas en diez años. Parece un buen negocio, si no fuera por dos cosas: el dinero que se usaba en las transacciones era dinero de los ahorradores, que no eran informados de lo que se hacía con su dinero, y, también, porque las hipotecas que se daban no iban a poder ser cobradas al ritmo de subida de los intereses (el Euribor, del que tanto se hablaba en las noticias).
Esta práctica estaba condenada al fracaso, y, de hecho, no tardó en llegar el momento en el cual las hipotecas no pudieron ser pagadas. Se desató una crisis de crédito mundial: los bancos internacionales no pudieron cobrar sus hipotecas, por lo que dejaron de dar préstamos. Esto paralizó la economía de los países, pues, de repente, ya no había dinero para hipotecas, ni para los negocios, ni para las familias, por lo que comenzó la crisis económica de verdad. Fueron los bancos los que, en vez de hacer frente a las malas gestiones, provocaron una avalancha de impagos para no caer.


La crisis económica

La negación de Zapatero
Por aquel entonces, en España gobernaba el “socialista” (PSOE) Zapatero, que había llegado al gobierno en 2004, después de la horrible gestión que había hecho el gobierno de Aznar en la crisis del Prestige 2002-2003 y el atentado del 11-M en Madrid en 2004, así como un descontento social en general por su política.
Zapatero llegó a la Moncloa con promesas de reformismo, pero cumplió más bien pocas: llegó el matrimonio homosexual, las leyes de paridad y mucho más tarde la ley del aborto.
El caso es que el gobierno socialista vendía al extranjero la idea de que la economía española era una de las mejores del mundo, llegando a decir que estábamos en la “Champions League” de la economía, cuando, en 2007, la economía española empezaba ya a “desacelerar”.
Durante todo 2007, y 2008, la versión oficial del gobierno español fue de que no existía crisis alguna. No fue casi hasta julio de 2008, cuando ya se sabía que España iba a entrar en recesión, que reconoció que había una crisis económica. Por aquel entonces, había ya casi tres millones de parados.
Una cosa estaba clara: Zapatero no tenía ni idea de lo que había que hacer, así que el camino más fácil era rendirse al capital y los mercados.

El primer rescate a los bancos y el Plan E
Y el capital (los mercados) habló. Los bancos habían perdido mucho dinero con sus negocios turbios, y habían cortado el grifo del crédito. Además, corrían riesgo los ahorros de mucha gente, pues, para los bancos, es más importante la liquidación de los directivos que el dinero de sus clientes.
Con los ahorros de la gente en la mano, los banqueros presionaron al gobierno para que los rescatara. A pesar de que el sistema económico en España es capitalista, que defiende que el Estado no debe intervenir en la economía, Zapatero sólo veía votos perdidos si los bancos caían.
De esta manera, Zapatero rescató a los bancos varias veces, gastando un total de 16.000 millones de euros.
Esto provocó que el déficit del Estado aumentara. La manera más fácil de que no aumente el déficit es vender la deuda; es un método parecido al de las hipotecas: yo te pago ahora tus deudas, y dentro de tres, cinco, o diez años, tú me lo devuelves con intereses. Durante mucho tiempo, es lo que ha hecho España con la deuda que ha gastado en rescatar a los bancos.
Llegando 2009, a Zapatero le quedaban pocas excusas: los bancos, tras recibir el rescate, siguieron sin dar préstamos, y la gente seguía yéndose a la calle. Además, la burbuja inmobiliaria había explotado y más de un millón de personas serían despedidas a los largo de ese año. Si no se hacía algo, habría cuatro millones de parados muy pronto.
Lo lógico, hubiese sido invertir el poco dinero que le quedaba al país después del rescate en haber creado otro sector económico que llevase adelante la economía. Pero, y sin miedo a equivocarnos, podemos decir que Zapatero (y su gobierno) era básicamente un inútil.
La “gran” solución que dio Zapatero fue el Plan E: la economía se reactivaría, con un inmenso plan de obras públicas. La única aportación de esto fue que no subiese mucho el paro, pero poco después, cuando el dinero se gastase, la caída sería peor.
Y esto fue el Plan E, en el que se gastaron miles y miles de millones de euros, que se multiplicaron a causa de las competencias de ayuntamientos y Comunidades Autónomas, que, encima, se malgastaron en renovar aceras, o en hacer autopistas que no llevaban a ningún lado, o proyectos que se pararon en seco al acabarse el dinero.
Así la deuda española se disparó, el déficit aumentó, y todo esto sirvió sólo para que el paro llegase finalmente a cuatro millones en 2010, menos de un año después.

La primera tanda de recortes. La Huelga General del 29-S
Y llegó el 2010. Y el paro estaba en cuatro millones, y el déficit subía, y los bancos seguían sin dar crédito. En Europa, ya se miraba a España con preocupación. Grecia, Irlanda y Portugal, tarde o temprano, serían rescatados, pero España era ya otra cosa. Si caía España, caería Italia, y la Unión Europea se hundiría.
Desde Europa, sobre todo desde Alemania, se pedían recortes. Esto, en gran parte, es a causa de que gran parte de la deuda española, al igual que la griega antes del rescate, era de los bancos españoles a la banca alemana.
Es muy posible que se le ofreciese a España el rescate económico, a pesar de todo. Y es también muy probable que Zapatero no quisiera, debido a la mala imagen que esto le provocaría. De esta manera, España no sería intervenida, pero tendría que hacer recortes a cambio.
Se podría haber bajado el sueldo a los políticos; también podrían haberse suprimido las ayudas a los bancos, o los enormes gastos que producían las Comunidades Autónomas. Pero, por una causa u otra, como el poder del capital, el amiguismo con los compañeros políticos, etc., lo que se recortó fueron los derechos de los ciudadanos más pobres.
Subió la gasolina (seguiría subiendo), se bajaron las pensiones, se eliminaron varias prestaciones por desempleo, y se hizo una reforma laboral que abarataba el despido y bajaba los sueldos.
Los sindicatos mayoritarios no estaban muy por la labor de protestar, pues recibían subvenciones bastante importantes del estado, y, además el PSOE, que estaba en el gobierno, no iba a recortarlas. De esta manera, los sindicatos vendieron a los trabajadores y se posicionaron de parte del gobierno.
Para disimular, y que el engaño no fuese tan evidente, se convocó una huelga general contra la reforma laboral del PSOE el 29 de septiembre de 2010. A pesar de que hubo concentraciones bastante importantes en todo el país, y que los sindicatos minoritarios sí protestaron de verdad, los de UGT y CCOO volvieron a casa y se dejó de hablar de la reforma laboral. Ningún recorte se paró ni se modificó.
Como era de esperar, lo único que consiguieron los recortes fue empeorar la situación: si a la mayoría, los más pobres, les haces pagar, literalmente, la crisis, no tendrían ese dinero para consumir, lo que haría que la economía se atascara, pues los pobres, si bien tienen una capacidad adquisitiva más baja,  son la mayoría. A finales de 2010 y principios de 2011, ya se veía llegar el quinto millón de parados, con la economía peor que nunca, los sindicatos rendidos al gobierno, y el gobierno a su vez rendido a Alemania y a los Mercados, la población se sentía perdida, sin nadie que les guiara en contra de los que les robaban y mentían. Les iban a hacer pagar la crisis, y no sabían cómo impedir eso. Pero pronto, las cosas cambiarían.

El 15-M y la victoria del PP
A principios de 2011, el paro llegó a los cinco millones. Mientras en Europa la economía caía y la situación empeoraba, sobre todo en Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y nuestro país, la historia seguía su curso en la otra orilla del Mediterráneo. En diciembre de 2010, un joven tunecino se inmoló en una plaza de una ciudad cerca de la capital. Esto desató una revolución, que, a su vez, se extendió por todo el mundo árabe en principio, Egipto, Bahréin, Siria, Libia, Argelia, Yemen, todos estos países fueron testigos de caídas de dictadores, guerras civiles, revoluciones pacíficas, violentas, terrorismo de estado, etc. Lo que no se sospechaba en el mundo occidental era que, pronto, las revoluciones del mundo árabe cruzarían el Mediterráneo y se instalarían en cada uno de los países de Europa y América. Lo que si que no se sospechaba es que el punto por donde entraría esa oleada revolucionaria era el país que menos había protestado hasta entonces: España.
El 15 de mayo de 2011 se convocaron manifestaciones por todo el país, mediante una plataforma digital llamada “Democracia Real Ya!”, cuyo discurso era, básciamente, horizontal, y en contra de partidos, sindicatos y de los mercados.
Las manifestaciones en sí fueron más o menos importantes, pero no fueron nada en comparación con lo que pasaría aquella noche: un grupo de manifestantes, al estilo de las protestas en Egipto, acamparon en la Puerta del Sol, Madrid. La Policía les echó. Al día siguiente, había el doble de personas en la Puerta del Sol. Y la Policía les volvió a echar. El 18 de mayo, decenas de miles de personas habían acampado en todo el país.
A raíz de estas acampadas, se formó un movimiento ciudadano de protesta. Al estar inspirado en las protestas del mundo árabe, se llamó Movimiento 15-M.
Los políticos no reaccionaron bien ante estas protestas que no tenían nada que ver con ellos. El 27 de mayo, en Barcelona, los Mossos d’Esquadra intentaron desalojar la acampada del 15-M en la Plaza de Cataluña. Hubo más de 200 heridos. Si bien la gravedad de los hechos no fue demasidado alta, mucha gente se dio cuenta de que, realmente, en España la Policía seguía siendo usada para reprimir protestas contra el sistema. Hubo nuevas cargas por todo el país en los días siguientes, sobre todo cuando los “indignados” (15-M) fueron a protestar a las tomas de cargo de los ayuntamientos en Valencia, Cataluña, Madrid, etc.
Precisamente en aquellas elecciones, que se produjeron en medio de las protestas, el PP ganó en casi todas las comunidades, excepto en Cataluña, Euskadi, Navarra y Asturias.
El PSOE sufrió un descalabro enorme, como era natural, después del desastroso tratamiento de la crisis. La población ya no creía en ellos, y ahora giraba a la derecha.
De este modo, el cambio político en la población se hacía patente: por un lado, las protestas del 15-M, multitudinarias pero minoritarias en comparación con la población total, que abogaba por un cambio político y social, y la “mayoría silenciosa”, que pasó de votar al PSOE a votar al PP. Esto es una consecuencia directa del bipartidismo y de la Ley Electoral.
Las protestas siguieron, pero las acampadas seguían perdiendo fuerza. El 19 de junio, tras manifestaciones de millones de personas por todo el país, las acampadas se disolvieron y el 15-M se trasladó a los barrios, formando asambleas vecinales.
Zapatero, ante lo inevitable, convocó elecciones generales para el 20 de noviembre.
Las protestas siguieron, esta vez con la Policía mucho más activa, y con más detenciones que nunca. Por ejemplo, en agosto, los indignados intentaron recuperar la Puerta del Sol, porque la Policía los había expulsado en aquellos días, y se produjeron cargas con bastantes heridos.
Las protestas no consiguieron nada en la práctica, pero sí se hizo una cosa: la gente perdió el miedo a protestar. En 2011, el número de manifestaciones y otro tipo de protestas se multiplicaron.  Además de España, las protestas se exportaron a Estados Unidos, formando el movimiento Occupy Wall Street, y de allí a todo el mundo. Así fue como, en 2011, las protestas, que comenzaron en Túnez, pasaron a ser unas protestas mundiales.
En septiembre, el PSOE propuso cambiar la Constitución para controlar el déficit en el futuro. El PP estuvo de acuerdo, y, ante las protestas de partidos nacionalistas, de izquierdas y de la ciudadanía, en menos de quince días se cambió por primera vez la Constitución desde que se promulgó en 1978, sin siquiera hacer un referéndum.
Los políticos ni se inmutaron ante las protestas, y el ritmo normal de la política en España continuó. El 20 de noviembre se convocaron elecciones generales, y el PP ganó por mayoría absoluta. La ideología del PP era conocida por todos: el PP era neoliberal, lo que significa que no quieren que haya intervención del Estado en la economía, por lo que se recorta el gasto público.
La táctica era parecida a la del gobierno de Aznar (que por otro lado resultó un completo desastre). Lo que no se sospechaba era que llegarían mucho más lejos.

Los recortes del PP
 A pesar de haberse celebrado elecciones anticipadas, Rajoy no tomó cargo hasta enero, y, aún así, las medidas de verdad no llegaron hasta después de las elecciones andaluzas de marzo.
Pero, cuando llegaron, los recortes fueron brutales.
En realidad, lo único que hizo el PP fue seguir el camino iniciado por Zapatero en 2009 al iniciar el Plan E: el país se endeudó, y la única forma para los políticos de no caer era hacer caso a Bruselas; y Bruselas (Berlín) decía que había que hacer recortes para contentar a los mercados. ¿Por qué hacía caso Bruselas a los mercados? Por la misma razón por la que el gobierno español le hace caso a Bruselas; para poder seguir teniendo los beneficios de ser político.
 Por tanto, la única manera de controlar el déficit es reducir gastos, pues a estas alturas ya no hay dinero suficiente como para pagar la deuda e invertir en algo que dé resultados rápidos (mejor antes de las elecciones generales de 2016), así que hay que recortar. Recortar, recortar, y volver a recortar. Y, a pesar de esto, los recortes que se hicieron no eran para controlar el déficit; son, más bien, recortes ideológicos. Son ideológicos, porque son ineficaces. Como ya hemos dicho, si le quitas el dinero a los pobres, la economía se estanca. Y eso es justo lo que hace el PP: recorta en educación, en sanidad, sube impuestos directos e indirectos (agua, luz, peajes, transportes, gasolina, etc.).
Una de las reformas que más oposición tuvo fue la reforma laboral. Esta reforma laboral seguía el mismo camino, que la del PSOE: abarataba despidos, bajaba sueldos, y, en general, hacía más fácil el despido y la contratación bajo condiciones penosas. Los sindicatos, esta vez, le vieron las orejas al lobo. Esta vez el gobierno no tendría problemas en recortar en subvenciones, así que salieron a la calle. Hubo muchas manifestaciones, en las que le 15-M tuvo un papel muy importante, y, finalmente, se convocó otra huelga general para el 29 de marzo de 2012. La huelga fue secundada por millones de personas, y hubo marchas de cientos de miles. A pesar de este súbito despertar de los sindicatos, muy pronto el gobierno se sentó a la mesa de negociación y los sindicatos dejaron de sacar a la gente a la calle.
Por su parte, los estudiantes también protestaron en contra de los recortes del PP. Ya existía el movimiento estudiantil en la era de Zapatero, unificado en la “Marea Verde”, pero la chispa de verdad estalló la semana del 13 al 19 de febrero de 2012 en Valencia.
Durante varios días, los alumnos del IES Lluís Vives, en la ciudad de Valencia, protestaban por las malas condiciones en que estudiaban. Cuando las protestas se intensificaron, la Policía cargó. Al día siguiente se concentró otra manifestación en contra de las cargas. La Policía volvió a cargar. Finalmente, el jueves 16 se produjeron enfrentamientos entre estudiantes y antidisturbios.
Se convocaron entonces manifestaciones por toda España, y se produjeron disturbios en Barcelona. También fue importante la huelga estudiantil del 22 de mayo, la primera que se convocó a nivel nacional.
La imagen del gobierno entre el pueblo español cayó en picado. Pero también la de la Corona. El 14 de abril, coincidiendo con el Día de la República, se supo que el Rey se había roto la cadena cazando elefantes en Botswana. Ningún español lo sabía. El viaje, además, había sido pagado por un empresario sirio, país en el que había una guerra civil. Todo tenía muy mal aspecto. Esto, unido a la corrupción de la Familia Real, que había salido a la luz a causa del Caso Urdangarín, y el hecho de  que el nieto del Rey se hubiese herido con una escopeta de caza, a pesar de no tener licencia de armas, desató una avalancha de críticas hacia el Rey y su familia. Se dice que aquel día más de la mitad de España se hizo republicana. Y quizá sea cierto, pero, si es casi imposible que se haga un referéndum para preguntar al pueblo por un cambio menor en la Constitución, imaginaros para preguntar por un cambio en el modelo de estado.  A pesar de que el Rey apareció en la televisión pidiendo disculpas, ya no había marcha atrás; la gente se había desencantado con la Familia Real también.
En mayo, además, se supo que Bankia, un banco surgido de la fusión de varias cajas de ahorro insolventes, dirigida por Rodrigo Rato (el de la Ley de Suelo, sí), estaba en quiebra y tenía que ser rescatado por el gobierno, como en 2010. El rescate sería de 23.000 millones e euros, más del doble de lo que se recortó en sanidad y educación.
Al mismo tiempo, y a causa de la crisis de Bankia, la prima de riesgo, que es el indicador de lo que pagamos por nuestra dueda, pasó de los 530 puntos, en niveles de rescate. A principios de junio, todo parecía indicar que España, sumida en un descontento social creciente, con la imagen de sus gobernantes, de sus banqueros y de la Familia Real por los suelos, y con un problema económico cada vez peor, sería rescatada. El Gobierno de Rajoy lo negó hasta el último día
El 9 de julio, justo antes de empezar la Eurocopa, España pidió un rescate financiero a Europa de cien mil millones de euros. Mariano Rajoy se dirigió a la nación el día 10, dijo sus mentiras, y se fue a ver a la Selección Española en Polonia. 
Y así estamos hoy, con casi seis millones de parados, la prima de riesgo, a pesar del rescate, casi a 600 puntos, y con otro rescate, el total, ya en el horizonte. 
Sólo con un cambio súbito podrá España salir adelante. Si dejamos que los que nos gobiernan sigan en sus puestos, España seguirá en el agujero que ellos mismos han cavado durante mucho tiempo, y seremos nosotros quienes paguen las consecuencias.