Muchas veces nos hemos preguntado qué diferencia había entre el pasado y el presente. ¿Por qué no reacciona la gente, si la están tratando peor que nunca? ¿Qué diferencia hay entre la guerra de nuestros abuelos y la nuestra?
Ahora, las imágenes de los mineros en lucha nos evocan recuerdos, pertenecientes (al menos para los que creemos aún en la lucha obrera) a un pasado glorioso y que parecía irrecuperable. Ya hemos visto que Rajoy hace milagros; ha conseguido que la gente vuelva a estar dispuesta a luchar.
Y ahora, ¿qué? En cierto modo, tenemos miedo. Miedo de que la vuelta de ese pasado abra heridas que nunca se volvieron a cerrar. Sabemos que es perfectamente posible que uno de estos días, antes o después, se intente tomar el Congreso de los Diputados. Ya hemos visto de lo que es capaz el gobierno: cuando los ciudadanos han intentado ir a protestar enfrente del Congreso, los policías de la UIP han reprimido violentamente a los manifestantes y han clausurado los accesos al edificio.
Esto no tiene marcha atrás. El gobierno de Rajoy no va a dejar que unas protestas pacíficas cambien nada de sus planes. Pero las protestas van a continuar, y, viendo la brutalidad con que se trata a los manifestantes, es casi seguro que al final serán violentas.
El gobierno se ha quedado solo, aislado. Ha hecho todo lo malo (o bueno) que podía hacer: callar cuando tenía que hablar, insultar cuando tenía que hablar, cerrarse cuando había que flexibilizar... Las medidas y la actitud de nuestros gobernantes han conseguido, en sólo ocho meses, que la oposición se organice y se radicalice; sólo el PSOE, que deja hacer, y habla con la boca pequeña, y los partidos nacionalistas CiU y PNV no se oponen abiertamente al PP. Prácticamente todos los demás partidos, como IU, EQUO, UPyD, ERC, CC, etc., todos los sindicatos, como CCOO, UGT, CGT, CNT, la Intersindical, USO, los funcionarios, los autónomos, el 15-M, YoNoPago, la PAH, Colectivo Prometeo... Todos se oponen a un gobierno que se ha deslegitimado solo. Sólo falta que todos estos grupos se organicen en un frente común.
Aunque aún no esté claro, es muy probable que haya empezado ya una guerra.
Es difícil fijar el comienzo de ésta, pero todo el descontento social empieza a ser inmenso. Al fin y al cabo, hace un año y pico, los asuntos políticos eran algo de lo que el pueblo no sabía ni quería opinar; hay una inmensa parte de la población que se ha preocupado por su país y ha señalado (correctamente) a los culpables, al origen de todo mal: los políticos. Ellos son los que, al no querer perder sus privilegios, han vendido al 99% a favor de los mercados. Esto, sumado, (¿por qué no decirlo?) a la subnormalidad de nuestros gobernantes del PPSOE, puede que el mandato de Mariano Rajoy sea el más corto de la "democracia" española.
"Agotaré la legislatura" |