domingo, 20 de diciembre de 2015

Hagamos memoria





Hoy, 20 de diciembre de 2015, se cierra un ciclo. Podría hacer hincapié en la importancia del resultado de las elecciones de hoy para los ciudadanos del sur de Europa, sobre todo teniendo en cuenta los gabinetes actuales que gobiernan nuestros compañeros de fatigas neoliberales Portugal y Grecia, pero la verdad es que prefiero echar la vista atrás y ver cómo hemos llegado aquí. Mucha gente de mi edad, los nuevos votantes que van a ser los grandes responsables de tumbar el bipartidismo en cuanto cierren los colegios electorales, no recordarán muy bien todo lo que ha ocurrido en esta X legislatura de la “¿democracia?” española. Es normal, muchos de nosotros ni siquiera habíamos empezado bachiller cuando ocurrió el 15-M, y estábamos en plena efervescencia hormonal aún cuando Mariano Rajoy fue elegido con mayoría absoluta en noviembre de 2011. Sin embargo, algunos existimos para tocar los cojones, y yo por aquel entonces ya empezaba a preocuparme por temas sociales y políticos, siendo el 15-M el despertar de mi sensibilidad política, hecho que ha condicionado mi forma de pensar durante todos estos años, y los que quedan hasta que el nihilismo inherente a mi personalidad me convierta en una figura amargada y sin esperanza por el futuro de la humanidad. En cualquier caso, estos cuatro años han sido los más importantes para la sociedad española en décadas, y a mi,sinceramente, me cuesta olvidar todo lo que hemos vivido este tiempo. No me olvido de la violencia policial, de las detenciones aleatorias, del muro impenetrable que aparentaba ser el PPSOE en 2011, de los mineros, de la marea verde, de los funcionarios, de los recortes en sanidad, de las Marchas de la Dignidad, de la reforma laboral, de la Ley Mordaza, de la obra de la PAH, de las asambleas de barrios, de la monarquía corrupta, del rescate que era rescate pero luego era otra cosa y al final fue rescate, de las huelgas generales, de los casos de corrupción del PP, que han demostrado la mafia que nos ha estado vendiendo todos estos años a los mercados, y también de los del PSOE. Me acuerdo del nerviosismo de estos demócratas de “toda la vida”, en los momentos que han visto peligrar su puesto, y han demostrado el poco aprecio que le tienen a la democracia cuando no funciona para ellos. Ojalá pudiera olvidar los dolores de cabeza que me ha dado la propaganda ponzoñosa que me he tenido que comer de parte de los voceros del régimen,  disfrazados de periodistas con dignidad, que han convertido el discurso político en algo parecido a discusiones de patio de colegio pero con un par de chatillos en el cuerpo. De la aparición repentina y no muy sutil de un “Podemos de derechas” con el apoyo del Ibex35 y los medios de comunicación. Para desgracia de los poderes fácticos, tengo buena memoria.
Dada la incertidumbre que va a seguir viviendo el 99% gane quien gane, no puedo pedir a nadie que se involucre realmente con ningún partido de los que se presentan a estas elecciones. No voy a pedir que se vote a Podemos, el partido al que ya he votado hace una hora, más o menos, a pesar de que para mi es con diferencia la mejor opción. Sin embargo, puedo pedir que, recordemos o no, pensemos detenidamente si votamos o no, a quién votamos y por qué, pues de momento eso es todo lo que podemos participar en este sistema, por la vía institucional, al menos. En fin, solo me queda desear un voto responsable y con memoria, aunque sea esa memoria inconsciente con la que muchos acaban votando finalmente, pues la memoria es una herramienta vital para la vida (democrática). Si hacemos este ejercicio de memoria correctamente, quizá mañana tengamos más armas para luchar contra los enemigos que tenemos en esta guerra que, queramos o no, llevamos librando ya muchos años, contra el FMI, contra Merkel. Contra el capitalismo salvaje que pretende expoliar nuestros países y alienar nuestras vidas. Hagamos memoria.