lunes, 16 de abril de 2012

Hacia la Tercera República


Ya no es otra opción, es la única salida. El hecho de que el gobierno actual, en Democracia Parlamentaria, sea ilegítimo, es ahora irrelevante. No es un capricho. La república española, hoy por hoy, es una necesidad.
Y es que el actual sistema parlamentario en España es un desastre. No es ya que nuestros políticos sean inútiles y corruptos, es que el sistema está hecho para que sea así. El principal problema es que la "Democracia Española" no surgió por un impulso del pueblo español, sino que fue pensada entre el Rey Juan Carlos I y Franco. De hecho, la reivindicación de los demócratas en España durante el Franquismo y la Transición, antes del Pacto de la Moncloa, era republicana. El último gobierno legítimo que hubo en España fue el de la Segunda República.
Pero, como decía antes, eso no es lo importante. Una Tercera República es necesaria. porque significaría la ruptura con el bipartidismo y la monarquía corrupta. Un gobierno legítimo, elegido por el pueblo, sería mucho más estricto que el sistema actual. Quizá entonces los corruptos de turno se lo pensaran dos veces.
En definitiva, quizá una tercera república pueda no parecer una prioridad, pero es que muchos de los problemas que tenemos hoy en día en el país se deben a que esta monarquía no fue impuesta hace 40 años. Definitivamente, es necesaria, y no podemos esperar a que llegue sola, tendremos que traerla nosotros.

domingo, 15 de abril de 2012

2011 - La Revolución Egipcia


La máxima expresión de la oleada revolucionaria de 2011 ocurrió en Egipto. La importancia de la Revolución Egipcia radica en que el mayor núcleo de resistencia al gobierno fue un campamento de manifestantes, en la Plaza Tahrir en El Cairo. Este modelo fue copiado por el 15-M y el Movimiento Occupy Wall Street.
Veamos cómo sucedieron los hechos, y siguen ocurriendo:
La revolución
Desde 1981, Egipto había sido una férrea dictadura bajo el yugo de Hosni Mubarak. Como es usual en una dictadura, las libertades de expresión, de reunión y los derechos del trabajador eran inexistentes.
El 25 de enero de 2011, en parte como consecuencia de la Revolución de Túnez, en parte por la falta de libertades y de derechos civiles, se convocó una manifestación en contra del gobierno. En Egipto, acudieron decenas de miles de personas. Las manifestaciones habían sido convocadas por Facebook y Twitter. El gobierno de Mubarak censuró Twitter y Facebook, pero las barreras gubernamentales fueron rotas al día siguiente. Los jóvenes decidieron acampar en la Plaza Tahrir en El Cairo.
Durante las protestas de los primeros días, en Suez murieron varias personas a causa de la violencia policial. También hubo manifestaciones multitudinarias en Alejandría.
Tras protestas continuas en los siguientes días, el viernes 28 de enero se llamo el "Viernes de la Ira"
en el que hubo manifestaciones multitudinarias, de cientos de miles de personas por todo el país.
El gobierno, como respuesta, incrementó la cantidad de policía y después de militares. Durante los siguientes días, las manifestaciones siguieron aumentando y la cantidad de militares aumentó también. El 30 de enero, una escuadra del Ejército del Aire Egipcio sobrevoló la Plaza Tahrir, que se había convertido en el símbolo de las protestas en todo Egipto.
El 31 de enero se convocó el día de movilizaciones más grandes desde que habían empezado las protestas. Se llamó la "Marcha de los Millones", y se piensa que aquel día hubo dos millones de personas en la Plaza Tahrir. Aquel día quedó claro que las protestas no pararían hasta que Mubarak saliera del país.
Como consecuencia, el gobierno de Mubarak formó a sus seguidores, que se dedicaron durante los días siguientes a reventar las manifestaciones del Movimiento 25 de enero y a aumentar el clima de violencia en las protestas. El 2 de febrero, el día de la "Batalla del Camello", se produjo una batalla campal cerca de la Plaza Tahrir, en la que murieron varias personas.
En la segunda semana de febrero, Mubarak empezó a hacer promesas de abandonar el gobierno en unos años, pero sólo consiguió aumentar las protestas. El 11 de febrero, el "Viernes de la Salida", Mubarak finalmente dimitió y salió del país. Los manifestante de la Plaza Tahrir estuvieron celebrando toda la noche.
Quedó en el gobierno Mohamed Hussein Tantawi, como presidente de el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el SCAF en inglés, que se comprometieron a comenzar las reformas hacia la democracia en Egipto. Las protestas se apagaron de momento, pues se tenía fe en el SCAF. Sin embargo, pasados los meses de febrero y marzo, y sin ninguna reforma llevada a cabo, las protestas continuaron. El 1 de abril comenzaron nuevas protestas, que desembocaron en promesas de el SCAF.
Enseguida surgió un nuevo movimiento, que también pedía la caída de el SCAF, y siguió habiendo manifestaciones durante todo el verano, junto con manifestaciones en apoyo a otros movimientos de la Primavera Árabe.
Pero Tantawi acabó mostrando su verdadera cara. En las demostraciones en octubre, la policía volvió a las calles a acallar manifestaciones, y se produjeron varios muertos en las calles de El Cairo y de Suez.
El 3 de noviembre se repitieron los hechos. Aquel mismo mes, el 28, y el 11 de enero de 2012 se celebraron las elecciones al nuevo parlamento, en las que los islamistas y los demócratas quedaron más o menos iguales. El ejército empezó a atacar directamente las manifestaciones, produciendo decenas de muertos varios días. De todas formas, la mayoría de la población empezó a dejar de protestar, cansada de un año continuo de protestas.
Y así está la situación hoy en día, con las manifestaciones decayendo, a pesar de que cada vez hay más muertos y heridos en las calles de Egipto. El SCAF ha prometido que en breve habrá elecciones para la Presidencia de Egipto.
La Revolución Egipcia es, realmente, el punto de inflexión de la Primavera Árabe, pues, aunque hubo manifestaciones anteriores en otros países, fue Egipto el mayor impulsor de las protestas. Sólo queda dejar los mejores deseos para el pueblo egipcio, para que no se rinda y acabe consiguiendo la ansiada libertad.

sábado, 14 de abril de 2012

La Segunda República: 2ª Parte: La Guerra Civil

La violencia en las calles llegaba  a ser insostenible. Durante la primavera de 1936, hubo decenas de muertos por enfrentamientos entre falangistas y otros grupos de la izquierda (comunistas, socialistas, anarquistas). La población había sufrido un terrible desencanto con la República, pues en muchos casos había resultado tan represora como el régimen anterior, con el empeoramiento debido a los enfrentamientos abiertos entre los grupos ya mencionados. Cinco años después de nacer, la Segunda República parecía a punto de desmembrarse. Además, el ejército, con personajes como Mola, Franco, o Sanjurjo amenazaba también con sublevarse.
Sólo Azaña pensaba que podría haber una salida pacífica. Después de una crisis de gobierno, Azaña dimitió como Presidente del Gobierno y se convirtió en Presidente de la República.
Sólo faltaba una chispa que hiciera saltar el polvorín en que se había convertido España. El 12 de julio, José del Castillo, militar de izquierdas, por los derechistas, un grupo de personas de izquierda, compañeros del militar o de las juventudes socialistas, asesinan en venganza a José Calvo Sotelo, principal dirigente de la oposición del Frente Popular, y simpatizante con el fascismo.
Los militares, finalmente, usaron como excusa el asesinato de Calvo Sotelo y, el 17 de julio, las tropas se alzaron en Marruecos y algunas zonas de la Península, dando comienzo a la guerra.
La Guerra Civil Española
El 19 de julio se produce la Revolución Social, una respuesta de los sindicatos y algunos partidos (CNT-FAI, UGT, POUM, etc.) al levantamiento del ejército. En gran parte de la Península, las milicias de izquierdas consiguen parar al ejército, siendo de mayor importancia en Cataluña, donde la CNT se hizo con el control de Barcelona y el resto de la región, y marchó al frente de Aragón para liberar Zaragoza.
Tras la respuesta de los sindicatos, el Ejército se preparó para una guerra larga. Al ver peligrar su empresa, pidieron ayuda a sus posibles aliados, y se les unieron la Alemania Nazi, la Italia Fascista y la Falange. En contrapartida, la República pidió ayuda a las potencias occidentales, pero el Reino Unido y Francia se negaron a ayudar a los comunistas, por lo que tuvieron que recurrir a la Unión Soviética. Esta aceptó, pero la ayuda sería velada e insuficiente.
Poco después de empezar la guerra, Sanjurjo muere, quedando sólo Mola y Franco en el mando del nuevo gobierno golpista (y, ahora, fascista).
El primer objetivo de los golpistas fue unir los frentes de Andalucía y de Castilla. En agosto de 1936, Franco unifica los frentes, y en ese momento comienza la represión: en Badajoz, 4000 personas son fusiladas por ser sospechosas de izquierdistas. Y lo mismo en muchos pueblos del país.
En octubre el gobierno republicano unificó a las milicias en el llamado Ejército Popular, Esto fue la peor decisión que pudo tomar la República, pues la mayoría de los republicanos decidió abandonar el frente porque se negaba a servir en un ejército regular.
El resto de la guerra se podría resumir en un retroceso constante de los republicanos, que consiguieron mantener Madrid, pero perdió terreno en todos los demás frentes. Cayeron San Sebastián, Bilbao, Oviedo, Gijón, y cayó Aragón. Sólo Castilla la Nueva, Valencia, Cataluña y Murcia seguían siendo republicanas.
Durante estas "conquistas" de los fascistas Mola murió, quedando Franco sólo en el gobierno de la España Fascista. Se produjeron atrocidades como el Bombardeo de Guernica, y muchos fusilamientos por toda la zona sublevada de izquierdistas y otros opositores al nuevo régimen de Franco.
Cataluña acabó cayendo en 1938, tras la Batalla del Ebro, la única ofensiva que harían los republicanos y un largo bombardeo de Barcelona, y el gobierno de la República se colapsó. La mayor parte huyó a Francia, México o la URSS. El 1 de abril de 1939, las tropas fascistas dieron por acabada la guerra.
Se llevó entonces una "limpieza"de izquierdistas y de demócratas en general, que tuvieron que huir o verse expuestos a años de cárcel, trabajos forzados, o, incluso, de fusilamientos. Por todo  el país aparecieron campos de concentración, donde estaban encerrados los "rojos". De esta forma acababa el sueño de la Segunda República, quedando el país empobrecido y en ruinas, y con una dictadura que destruyó todos los avances que se habían hecho no sólo con la república, sino desde tiempo atrás. La Iglesia recuperaría todo el poder y los tecnócratas gobernaron el país durante casi 40 años.
Cometario
Se suele tener la Segunda República como un período convulso, que acabó provocando una guerra. Pero la Guerra Civil y la República no tiene nada que ver. El 14 de abril de 1931, España era un país antiguo, con más curas que universitarios, y más jornaleros analfabetos que habitantes de ciudades. El 18 de julio de 1936, España era un país moderno, con educación pública, sufragio universal, derechos del trabajador, etc.
La República trajo modernidad al país, y, aunque el Franquismo paró un poco este avance, hoy en día aún notamos los avances que se hicieron en aquella época.
Quizá, dentro de poco, los españoles nos demos cuenta de no necesitamos a un rey (y mucho menos un Bogbón) para gobernar el país.

viernes, 13 de abril de 2012

14 de abril de 1931: La Segunda República (1ª Parte)

Como decía en otro artículo de este blog, España es un país que, tradicionalmente, ha sido monárquico. Sin embargo, hubo un período en que nuestra nación en que no hubo más que ciudadanos iguales gobernándonos.
Quizá este sea el único período de la historia de España en que el pueblo ha tomado las riendas del poder, en contraste a una larga cadena de reyes, eclesiásticos y aristócratas. Fue el momento de auge del movimiento obrero, ya que tanto el socialismo, el comunismo y el anarquismo tuvieron sus momentos de gloria.
Por el otro lado, el violento final de este período de nuestra historia sería una premonición del triste futuro que le esperaba a Europa. La posición izquierdista de la República le valió la indiferencia de los países occidentales, y la animadversión de los países fascistas como Alemania e Italia. Todo esto le valió su final.
Veamos un resumen de la historia de la Segunda República:
Historia
Antecedentes
Desde 1923, España estuvo gobernada por un dictador, Miguel Primo de Rivera. Fue un intento casi a la desesperada del rey Alfonso XIII por mantenerse en el gobierno, que después de sucesos como los de la Semana Trágica o la Huelga del 17, se tambaleaba. Primo de Rivera consiguió reprimir al movimiento obrero y a los nacionalistas. Pero no duró para siempre.
En 1930, Primo de Rivera es obligado por el rey a dimitir. Se impuso una nueva dictadura, la Dictablanda, que optó por el aperturismo, pero sólo consiguió acelerar la decadencia. En abril de 1931, se celebraron elecciones municipales. La novedad era que los republicanos podían presentarse como candidatos. Al ver que habían conseguido la mayor parte de los votos, hubo una especie de revolución, que empezó en Éibar, Euskadi, y en la que en los ayuntamientos de todo el país se declaró la República Española. Ante esta avalancha, Alfonso XIII optó por huir del país el 14 de abril. El mismo día, en la Puerta del Sol, Madrid, se declaraba la Segunda República Española.
La república
El gobierno provisional, comandado por Niceto Alcalá Zamora, promulgó la Constitución del 31, la más avanzada hasta la fecha, y quedaron instaurados los derechos fundamentales.
El 28 de junio del mismo año, se celebraron las primeras elecciones libres en la historia de España, saliendo elegida la coalición socialista-republicana, formada por el PSOE, AR, los radicales, etc.
Este grupo promovió reformas profundas del país, referidas al ejército, la Iglesia, la tierra, la educación, los derechos de la mujer, etc.
Durante 1931 y 1932, estas reformas se llevaron acabo con lentitud, lo que produjo un malestar general en la población.
En enero de 1933, este malestar se hizo sentir, en forma de revoluciones comunistas libertarias por todo el país. Estas protestas y revueltas fueron durísimamente reprimidas por las fuerzas del orden, y acabaron produciendo la dimisión de Azaña como presidente del gobierno. En noviembre de aquel año se celebraron elecciones generales, en las que todos los partidos de izquierda sufrieron una caída tremenda, sobre todo el PSOE. Salió elegida la CEDA, un partido de derecha, que englobaba a capitalistas, monárquicos, liberales moderados, e incluso llegó a simpatizar con el fascismo.
Esto sólo consiguió empeorar aún más la situación, pues mucha gente se oponía al nuevo gobierno, ya que pretendía revocar las reformas hechas hasta entonces por el gobierno de Azaña. Nuevamente, se producen altercados parecidos a los de enero en diciembre,y también fueron duramente reprimidos.
La oposición al gobierno esta vez fue abierta, produciéndose manifestaciones y huelgas casi constantemente.
La gota que colmó el vaso ocurrió en octubre. Tras una huelga general de la UGT, y los altercados que se produjeron, en Cataluña y Asturias se proclamaron estados independientes de la República. Lluís Companys, presidente de la Generalitat, fue encarcelado,acabandocon el pronunciamiento en Cataluña. Pero en Asturias las cosas no serían iguales. Se proclamó una república socialista en Asturias, y se procedió a la colectivización de las tierras.
El ejército finalmente entró en escena al mando del general Franco, y masacró durante varios días a los revolucionarios, produciendo miles de muertes.
Así, la oposición quedó destruida y en muchos casos encarcelada, siendo 1935 un año de relativa paz.
Pero los partidos de izquierda decidieron contraatacar. El PSOE, el PC, UR, IR, e incluso la CNT-FAI y el                  
POUM, de manera menos explícita, se unieron en el Frente Popular, para hacer frente a la CEDA.
El 16 de febrero de 1936, tras las elecciones generales, consiguieron finalmente la victoria, y se formó un nuevo gobierno de izquierda, con Azaña sustituyendo a Zamora como presidente de la República, dispuesto a reanudar las reformas empezadas en el 31. Sin embargo, tantos años de agitación habían cambiado España: un clima de violencia se había adueñado de las calles, en las que había numerosas batallas campales entre comunistas y falangistas, y una izquierda, en contra de las apariencias, más dividida que nunca, que empezaba a luchar entre sí misma.
Todo apuntaba a que algo saldría mal.
(Continúa en la 2ª parte)

miércoles, 11 de abril de 2012

España: Estado Policial


Las democracias actuales son las más liberales de la historia. Por lo menos, eso es lo que nos dicen. La Policía ya no es el brazo represor del sistema, ni hay censura en los medios, nos dicen.
Pero es mentira. Por poner un ejemplo, la "pacífica policía" moderna ha matado, desde que llegó la democracia a este país, a varias personas, como los trabajadores que hacían huelga en Vitoria el 3 de mayo de 1976, que fueron tiroteados y gaseados cuando estaban en asamblea. Murieron tres personas. 
Además de los muertos, que pueden no parecer muchos, ha habido, literalmente, miles de heridos. Los ejemplos más modernos serían las cargas policiales contra estudiantes, el 15-M, o trabajadores en la huelga general, los disturbios que se provocaron en 2003 por las manifestaciones por la paz en Madrid, los desórdenes en Cartagena de 1992, en los que se quemó la Asamblea de la Región de Murcia, etc.
La Policía está para mantener el orden en el país. El problema es lo que se entiende por "orden". Para gente como Felip Piug, consejero de interior de la Generalitat Catalana, orden es no protestar en la calle, aunque sea pacíficamente. Y por eso ha recomendado endurecer el Código Penal para que los responsables de desórdenes públicos, que pueden ir desde quemar un cajero hasta no hacer caso a un agente si manda desalojar una calle, sean juzgados como terroristas. "Se ha sido muy permisivo durante años". Dice.
Lo cierto es que esta persona en un país europeo moderno no sería el responsable de las fuerzas del orden. Quizá estaría en la cárcel. Lo que quiere este hombre es que España sea una dictadura, sin tapujos, en la que la gente haga lo que diga el gobierno o se atenga a las consecuencias. Sería igual que con Franco. Y lo peor es que Cataluña es como un adelanto siempre, tanto para lo bueno como para lo malo. Lo que pasa en Cataluña, siempre acaba pasando unos meses después en el resto de España. El gobierno y las Comunidades Autónomas están plagados de gente como él. Y, en parte, es una de las razones por las que llaman a España una democracia y no lo es.

martes, 10 de abril de 2012

¿Debería ser España una república?

En la mayor parte de la historia de España ha habido reyes. Son famosas las figuras de Alfonso X, de los Reyes Católicos, de Carlos V, Felipe II, etc. En total, España ha sido una república durante menos de 10 años.
A pesar de todo esto, el último gobierno legítimo español fue el de la Segunda República, y sin embargo, sigue habiendo un rey en el trono, y los seguidores de Franco siguen sin ser castigados. El gobierno actual fue pensado por Franco, y parece que todo le ha ido bien de momento.
Pero la pregunta que nos ocupa, viendo la cercanía del 14 de abril, día de la República, es, ¿debería España, un país que es tradicionalmente monárquico, ser una república, sin rey, y con un presidente como mayor representante?
En principio, daría más o menos lo mismo. Los problemas por los que atraviesa el país, tanto económicos, políticos y sociales, son debidos a la inutilidad de nuestra clase política, no a la Casa Real. Fueron los del PSOE, un partido (tradicionalmente) republicano, el que no fue capaz de cambiar las cosas ni de arreglarlas cuando llegó el momento.
Sin embargo, la hipotética declaración de la Tercera República significaría una ruptura final con el gobierno franquista, que, directa o indirectamente, es el que ha mandado en España desde 1939 hasta la actualidad.
Este gobierno se ha caracterizado por un control irresponsable de la economía, con derroches de dinero continuos, corrupción, y una opacidad total ante las actividades, cuentas o políticas de los miembros del gobierno. Dicho cambio sería un soplo de modernidad a España, un país que sigue teniendo administraciones al nivel del siglo XIX.
Hablando de las administraciones, las Comunidades Autónomas son un ejemplo de lo que no hay que hacer con un país: en el fondo es un sistema federal, inventado en la Transición para contentar tanto a nacionalistas como a conservadores. De cara al exterior, es un sistema centralista.
Esto provoca que haya administraciones por duplicado, que derrochan dinero al hacer las mismas cosas dos veces.
En definitiva, quizá una república española no sirviese para mucho, pero es uno de los objetivos pendientes que tiene el país para poder considerarse un país moderno y democrático.

jueves, 5 de abril de 2012

La primera inmolación en Europa



Tumba improvisada, cerca de la Plaza Syntagma,
donde la gente ha escrito dedicaciones y ha dejado flores.
El momento ha llegado. Las barreras de la pobreza en Europa han cruzado los límites de lo sostenible. Ahora, la lucha no se trata de los derechos humanos. Se trata de sobrevivir. Ayer, Dimitris Christoulas, farmacéutico jubilado de 77, acosado a más no poder por las deudas, se suicidó de un tiro en la Plaza Syntagma, Atenas. En el lugar de los hechos, el hombre llevaba una carta encima, que iba dirigida a los políticos griegos. En la carta, explicaba el por qué de su acto. Agotado, al final de su vida, se negaba a tener que rebuscar en la basura para poder comer. También decía que los jóvenes griegos "acabarán colgando en la Plaza Syntagma a los culpables de la crisis, como los italianos hicieron con Mussolinni en 1945".
Parte de la carta escrita por Dimitris.
Tras propagarse la noticia por la capital, los indignados griegos, los aganaktismeni, convirtieron al pobre jubilado en el símbolo de la resistencia contra la opresión de la clase política y los mercados. Hubo una manifestación multitudinaria en la capital, que acabó en disturbios por el centro de la ciudad. Pero esta violencia no es igual a la que hemos visto en otras ocasiones en Grecia, una violencia cuyo objetivo era hacer ruido o incluso saquear comercios en algunas ocasiones, sino que era una especie de rabia, de resistencia a la resignación de la ciudadanía griega. Puede que este sea finalmente el detonante que hace falta en Europa para que nos demos cuenta que los ciudadanos somos mercancía, simples números. Para los políticos no somos más que votos, que les sirve para enriquecerse a costa del Estado, y para los mercados somos probabilidades de sacar dinero. Quizá, y sólo quizá, si nos unimos podamos acabar con esta dictadura que nos oprime y, como se acaba de hacer patente, no nos deja vivir.

martes, 3 de abril de 2012

2011 - La Revolución de los Jazmines de Túnez


Era el 17 de diciembre de 2010, y parecía que iba a ser un día normal. Pero sería un día histórico. En la ciudad de Zidi Bouzid, Túnez, el joven universitario Mohamed Bouazizi se prendió fuego en la plaza principal de la ciudad como protesta contra la Policía, que le había confiscado su puesto de frutas, única fuente de ingresos del joven tunecino.

Este suceso, junto con la subida de precios de los alimentos básicos, marcó el comienzo de unas protestas que se expandieron rápidamente.
En un principio, el presidente (dictador) de Túnez, Ben Ali, mandó reprimir las protestas a toda costa. Murieron 66 personas en un mes. Pero esto sólo sirvió para avivar aún más la llama de la revuelta, y las manifestaciones crecieron en tamaño y violencia.
Estas protestas son importantes por dos cosas:

  • Fueron las primeras protestas que se basaron casi exclusivamente en las redes sociales, como Twitter o Facebook, desde las cuales se convocaban las manifestaciones y se hacía activismo democrático.
  • Estas protestas pronto se extendieron a Argelia, donde también hubo numerosas protestas, y de allí al resto del mundo árabe, después a España y desde allí a todo el mundo.
El 13 de enero, Ben Ali prometió que abandonaría el poder en 2014, y garantizó que en el país habría elecciones abiertas y libertad de prensa. Pero el pueblo tunecino no hizo caso del dictador, y siguió protestando.
El 17 del mismo mes, el presidente huyó del país, camino de Arabia Saudita. Los festejos en la capital y todo el país fueron enormes. Quedó como primer ministro interino Mohamed Ghannouchi, que pertenecía al régimen de Ben Ali, y Fouad Mebazaa como presidente. Los tunecinos siguieron protestando contra un "gobierno de transición", que estaba formado en su mayoría por ministros de Ben Ali. Finalmente, el 27 de febrero, Ghannouchi dimitió y quedó como primer ministro de transición Béji Caïd Essebsi. Se convocaron elecciones para el 24 de julio de aquel mismo año, pero fueron aplazadas al 23 de octubre.
Las protestas continuaron durante aquellos días, pero fueron perdiendo intensidad. La mayoría de la gente decidió que el gobierno de transición era suficientemente demócrata como para fiarse de ellos, y las manifestaciones fueron disminuyendo.
El 23 de octubre, día de elecciones asamblearias, marca el final de la revolución, pues se constituyó una asamblea constituyente nueva. Los islamistas moderados (el equivalente musulmán del PP) ganaron, pero al ser elecciones para la asamblea que va a redactar una nueva constitución, simplemente tendrán más voz que otros grupos parlamentarios.
El 13 de diciembre Moncef Marzouki fue elegido presidente de la República de Túnez. La importancia de estos hechos radica en que se acabaron extendiéndose por todo el mundo, pues al fin y al cabo, Túnez es un país pequeño y poco importante. Fue Mohamed Bouazizi quien prendió la mecha de la rebelión mundial.

lunes, 2 de abril de 2012

La violencia endémica de la Policía


27 de mayo de 2011, y tras casi dos semanas de protestas pacíficas, la policía cargaba en Barcelona contra ciudadanos pacíficos que protestaban pacíficamente. Hubo unos doscientos heridos, y, en general, la opinión pública fue de sorpresa. Nadie se esperaba seriamente que un cuerpo de seguridad de un país democrático pudiese ser tan represivo. De hecho, muchos dicen que este hecho provocó definitivamente el asentamiento del Movimiento 15-M, al demostrar que, a pesar del silencio que hacían los políticos, tenían miedo.
Pasaron los días y, nuevamente, destapado el velo de la policía, hubo nuevas cargas. En Valencia, en Baleares, nuevamente en Barcelona... durante las tomas de posesión de los nuevos (o antiguos) presidentes, concejales, etc. de cada Comunidad Autónoma.
Sin embargo, después de estos sucesos, la cosa se tranquilizó un poco. Ante la llegada del verano, las protestas se relajaron bastante y no hubo más violencia. Pero todo esto cambió el 1 de agosto, cuando la policía desmanteló el punto de información que estaba en la Puerta del Sol. Hubo continuas manifestaciones en Madrid aquel día y los siguientes, en los que la Policía cerró a cal y canto la Puerta del Sol en la "Acampada Policía". Después de varios días de protesta, la policía acabó cargando, pero esa misma noche los manifestantes volvieron a entrar en la Puerta del Sol. A aquella altura, a nadie en España le sorprendió que los antidisturbios abusaran de la ciudadanía.

Pasamos a diciembre de ese mismo año. En la Puerta del Sol, la policía, nuevamente cargó contra unos ciudadanos del movimiento Yo No Pago, cuando acudía a una manifestación, y días más tarde en otra manifestación en la misma plaza. A la gente, a esas alturas, ya le daba igual la violencia de la policía.
Avanzamos hasta febrero de 2012. En el Instituto Lluis Vives, en Valencia, los estudiantes protestaban por la mala condición de la educación pública. Primero, la policía se los llevó a rastras. Después, al haber protestas en contra de la violencia policial, la policía cargó. Al día siguiente hubo una manifestación en toda regla, y la policía cargó otra vez, produciéndose una batalla campal en las calles de Valencia. La opinión pública, en muchos casos manipulados por los medios de comunicación, se puso esta vez de parte de la policía. Se dijo que hubo unos violentos que tiraban piedras a la policía. Pero ¿qué violencia fue antes, la de los estudiantes o la de los policías? Todo apunta a que fueron los policías los que comenzaron la batalla campal.
Más tarde se repitieron sucesos similares en Barcelona, y lo mismo durante la huelga general del 29 de marzo, donde un joven perdió un ojo en las protestas de Barcelona.
A pesar de esto, los policías en sí no tienen ninguna culpa. Ellos están para cumplir órdenes, y nadie les pregunta si están o no de acuerdo con los ciudadanos a los que pegan. De hecho, muchos se han posicionado a favor del 15-M mediante comunicados o en las asambleas.
La Policía Nacional, cuyo deber es el de proteger a la ciudadanía está siendo usada por los gobernantes para acallar las protestas en su contra. Es de los políticos, y no de los ciudadanos ni de los agentes, la responsabilidad de la violencia que, tarde o temprano, amenaza con tomar las calles de las ciudades españolas.